En el año 1850, en el último Rosh HaShaná de la vida de Rabí Israel de Ruzhin, su hijo Rabí David Moshe cayó enfermo, debió guardar reposo en la cama y las plegarias de Rosh HaShaná las rezó en la habitación especial de su padre. Luego de un tiempo, contó que en estas plegarias, el esfuerzo espiritual de su padre superó los límites de la naturaleza y de la Creación. Luego de Rosh HaShaná, Rabí Israel de Ruzhin le había contado a su hijo: "Hoy escuché los sonidos del Shofar del Mashíaj. El Shofar era grande y muy extraño, el volumen era muy fuerte y los sonidos de las Tekiot eran fantásticos. Pero luego de Rosh HaShaná, desapareció el Shofar y no se encuentra" (Sipurei Jasidim)
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