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La historia de una chance desperdiciada para traer al Mashíaj

Hace muchos años en la Rusia zarista vivía un gran rabino. Una vez, en la noche del Seder de Pesaj, se hospedó en su casa un soldado judío del ejército ruso. Éste era una persona simple que no sabía estudiar Torá y rezar. Todo el Seder estuvo sentado en silencio. Cuando el rabino llegó al final del Seder y todos cantaban las melodías del final de la Hagadá, el soldado escuchó las palabras de una de las canciones: "Peduím leTzion beRiná" (Rescatados a Tzion con alegría) y comenzó a bailar, alegrarse y pronunciar en voz alta: "Podium leTzion beRiná" (Podium en ruso significa "vengan, vayamos"). El soldado se acercó a la puerta y salió a bailar afuera. También el rabino estaba muy alegre,
empezó a bailar y dijo en voz alta: "Estamos listos, preparados para ir a Tzion!". El rabino tomó el bastón y quiso seguir al soldado afuera. Los familiares lo vieron que salía tras el soldado y no entendían que pasaba. Detuvieron al rabino y le preguntaron hacia donde iba y cuando el rabino logró salir, el soldado había desaparecido. El rabino comenzó a llorar y reveló a los familiares que el soldado era el profeta Eliahu, que quiso llevarlo a él, a su familia y a todo el pueblo de Israel a Jerusalem, pero debido a que él se demoró en salir, no vino la Redención.

(Sipurei Eliahu HaNavi)

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