En cuestión de días, Sheba lanzó una convocatoria a startups para que propusieran nuevas tecnologías o adaptaran las existentes para mejorar el proceso de rehabilitación.
La respuesta fue abrumadora. Israel es conocido por su liderazgo tecnológico visionario, y sus mentes más creativas se pusieron manos a la obra para afrontar el reto. “Israel es muy eficiente en su respuesta innovadora y tiene la capacidad de reaccionar rápidamente”, afirmó Avner Halperin, director ejecutivo de Sheba Impact, la rama empresarial del Centro Médico Sheba. “Se volvió aún mejor y más rápido después del ataque”, añadió.
Un ejemplo es Kemtai, una startup fundada originalmente para ofrecer entrenadores personales a domicilio, que se adaptó para satisfacer las necesidades de las personas en rehabilitación. La aplicación analiza los movimientos del usuario y proporciona retroalimentación sobre cómo mejorar, lo cual constituye una ayuda invaluable para la fisioterapia.
Otra empresa, Tengable, ha desarrollado un pequeño dispositivo autoalimentado que se implanta bajo la piel. Se conecta a las células nerviosas sanas y las estimula para ayudar a restaurar el sentido del tacto.
Una de las mayores amenazas en el campo de batalla es la hipotermia. Rescue Heat, fundada por un médico senior del Campus de Atención Médica Rambam en Haifa y dos reservistas, está desarrollando un parche térmico que puede mantener caliente a una persona herida durante cuatro horas a una temperatura constante de 42 grados Celsius. Todas estas innovaciones ya estaban en desarrollo antes del 7 de octubre, pero el ataque a Israel impulsó a sus creadores a acelerar su progreso y convertir las ideas en soluciones reales y prácticas.
Durante la festividad de Sucot, concluimos la oración después de comer con la súplica: “Que el Misericordioso restaure la Sucá caída de David”. A lo largo de la historia judía, la Sucá ha sido un poderoso símbolo de resiliencia judía. Una frágil estructura de tablas de madera con hojas en la parte superior, es fácilmente derribada por el viento y las tormentas. Sin embargo, año tras año, la Sucá perdura. Su misma impermanencia es un recordatorio de la protección Divina y la fuerza interior.
El pueblo judío ha superado innumerables tormentas y, sin embargo, una y otra vez, se levanta. Incluso cuando las heridas eran abiertas, la respuesta judía al 7 de octubre fue sanar, innovar y crear tecnologías que salvan vidas. Nuestra Tierra Santa, como la humilde Sucá, puede ser sacudida, pero siempre permanecerá en pie.
