las lamentaciones lanzó ‘berelaj’(abrojos) en todas direcciones y sin intención acertó también uno de ellos en Rabí Shlomo. El tzadik fue muy severo ante esto y le dijo al Alter Rebe: “A causa de jóvenes como este fue destruido el Templo”. El Alter Rebe no le contestó nada. Al otro día le ofreció el Alter Rebe a Rabí Shlomo salir al bosque. Ellos ingresaron en su interior y repentinamente oyeron de la lejanía una voz de amargo llanto. Se acercaron y vieron un judío lamentándose por la destrucción del Templo, con una voz que consternaba el corazón. Cuando llegaron hasta él, vieron que no es sino Reb Shmuel, quien se encontraba sentado sobre un nido de hormigas y estaba inmerso en la lectura de las lamentaciones, acotó Rabí Shlomo y dijo: “A causa de jóvenes como este será construido el Templo”. Los jasidim trataron de invertir la dirección y cambiar el énfasis en estos días de la tristeza por la destrucción hacia el deseo por la Redención. Dijo cierta vez el Rebe anterior: “El recipiente para la llegada del Mashíaj es la unión. Y en particular cuando los hijos de Israel se unan y todos hablen sobre el Mashíaj, concretarán la voluntad de Di-s, Bendito Sea Él, traer la Redención completa por medio de nuestro justo Mashíaj, pronto en nuestros días”. El Rebe de Lubavitch explicó cierta vez por qué se acostumbra en las últimas generaciones utilizar el versículo “salva a Tu pueblo”, cuando se requiere contar diez judíos para Minián. (Pues hay una prohibición de hacer un censo numérico y se utiliza una manera indirecta de contar, por ejemplo utilizando versículos de 10 palabras).Y así dijo: Antes acostumbraban a contar diez para Minián, con la ayuda del versículo y merced a Tu abundante benevolencia, vengo a tu casa; me prosterno en dirección a Tu santo templo con temor a Ti (que en el original hebreo contiene diez palabras), pero últimamente acostumbran a decir el versículo salva a Tu pueblo y bendice a Tu patrimonio, guardado y ensálzalo para siempre. Ya que en las primeras generaciones eligieron un versículo adecuado a las plegarias de la sinagoga, mientras que en las últimas generaciones, cuando nos dirigimos y nos acercamos a la llegada del Mashíaj, lo primero que decimos cuando nos reunimos en la sinagoga para las oraciones, es una plegaria por la Redención – “¡salva a Tu pueblo!”.
