Viene Mashíaj - La única web en español sobre la llegada del Mashiaj. El objetivo de la vida, hacer de este mundo una morada para Di-s. La llegada del Mashiaj es uno de los 13 principios de fe del pueblo judío. El Rebe de Lubavitch ha anunciado lo inminente de este fenómeno y está en nuestras manos lograrlo. ¿Como? Estudiando sobre el Mashiaj y la Gueulá. Creada y editada por Centro Leoded - Jabad Argentina
יחי אדוננו מורנו ורבינו מלך המשיח לעולם ועד
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Las mitzvot en la era Mesiánica. La eternidad de los preceptos (Segunda parte)

Nuestros Sabios hablan de tres etapas distintas en el desarrollo de la Creación: Nuestro mundo actual, la era del Mashíaj y el Mundo por Venir. Nuestro mundo presente es el escenario de una pugna diaria entre el bien y el mal. Di-s creó el mundo para que refleje Su perfección y bondad infinita, pero El también lo envolvió en un velo de corporeidad, un velo que oculta su esencia Divina, permitiendo la existencia de la codicia, el odio y el sufrimiento. El hombre puede esforzarse por concretar el bien inherente en sí mismo y su mundo mediante la observancia de las mitzvot, pero también puede escoger intensificar la ilusión del mal al violar la voluntad Divina, Di-s libre. Así, el nuestro es un mundo en el que la voluntad Divina es sólo parcialmente implementada,
tanto porque hay muchos que, ya sea por ignorancia o falta de interés, no observan las mitzvot, o porque se carece de las condiciones que permiten el cumplimiento de muchas mitzvot. La segunda fase de la creación, la era del Mashíaj, marca la concreción óptima y universal de la ley Divina para la vida. La era del Mashíaj es descripta como un mundo en el que "no hay hambre, guerra, celos, ni rivalidad alguna"; como una época en la que nuestro estado actual de galut tocará a su fin, los dispersos de Israel serán reunidos en la Tierra Santa, el Beit Hamikdash será reconstruido y su servicio restaurado; como una época en la que "el conocimiento, la sabiduría y la verdad, abundarán". Pero la más importante marca de calidad de esta época es que el hombre cumplirá plena e íntegramente las mitzvot de la Torá. De hecho, los otros aspectos de la era mesiánica son apenas las consecuencias de la implementación del plano maestro Divino para la vida. Dicho de otra manera, la era del Mashíaj representa la máxima concreción del potencial humano. Pero el potencial humano es mortal y finito y por lo tanto no puede decirse que refleje verdaderamente la "chispa de Divinidad" que es la esencia del hombre. La muerte, por ejemplo, es un componente natural del estado humano, y la antítesis de la realidad eterna e infinita de Di-s. El ego del hombre es un componente por demás básico de la naturaleza humana y se encuentra en absoluta contradicción con el axioma de que "no hay nada más aparte de El". De modo que hay mucho en la naturaleza misma del hombre que es una forma sutil de "mal", o sea, parte del velo que oscurece la verdad Divina. Por lo que aún cuando la vida sobre la faz de la tierra está en total conformidad con la voluntad Divina, la naturaleza del hombre lo marca como algo distinto de su fuente Divina. Siguiendo a la era del Mashíaj viene la tercera y definitiva fase de la existencia: el "Mundo por Venir". El Mundo por Venir es un mundo de vida eterna y perfección infinita. Es un mundo desprovisto de todo vestigio de mal, de cualquier cosa que ubica a la creación en un plano aparte de su Creador. Es un mundo en el que la todo saturante verdad de Di-s está manifiesta y cada criatura percibe su unicidad con lo Divino. La "mitzvá" tiene relevancia sólo en las primeras dos etapas de la creación: en nuestra era actual, donde viene para imponer la voluntad Divina sobre un mundo que se resiste y en la era del Mashíaj, donde genera un mundo armonioso, subordinado y conectado a Di-s. En el Mundo por Venir, sin embargo, la mitzvá será anulada. Esto no quiere decir que dejaremos de ponernos tefilín o que comenzaremos a trabajar en Shabat, Di-s libre; un mundo que es uno con Di-s obviamente estará en absoluta concordancia con la voluntad de Di-s. Pero la noción misma de un "mandamiento" o una "conexión" será superflua. Nuestras mentes no "comandan" nuestros cuerpos para cumplir su obligación, ni están nuestros cuerpos "conectados" a nuestras mentes en virtud del hecho de que cumplen su obligación. El cuerpo y la mente constituyen una entidad única; la voluntad de la mente es la voluntad del cuerpo, lo que el cuerpo, natural y espontáneamente, concreta. Las leyes de la Torá son la voluntad de Di-s y son tan eternas e inmutables como su ideólogo. En el Mundo por Venir, ellas constituirán la ley natural de una realidad física que espontáneamente concreta la realidad Divina. Pero dejarán de ser mitzvot. Los mandamientos Divinos no serán revocados o enmendados; resultarán anulados, como la luz de una vela se anula en la llamarada del sol de mediodía.
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