visualizamos paradójicamente eso que no tiene forma, nos unificamos con El que no tiene figura y nos hacemos concientes de El. Por definición, la unidad absoluta no puede ser visualizada, ya que de lo contrario significaría que tiene partes y entonces no es esencialmente una unidad.No obstante, visualizando la palabra ejad traeremos a nuestra conciencia la percepción de la unida de Di-s.Esto puede compararse con la etapa de ratzó, "correr" desde las imágenes visualizadas hacia la unidad absoluta de Di-s, que está por encima de las imágenes. La primera meditación sobre la palabra ejad en el versículo del shemá: "Oye Israel, Di-s es nuestro Di-s, Di-s es Uno", está escrita en el Shulján Aruj, el Código Judío de Leyes.La alef de ejad representa alufó (de la letra alef) shel olam, "el Amo del Universo".El valor numérico de la alef es 1 y representa a El Uno Esencial.
El Shulján Aruj advierte no demorarse mucho tiempo en la imagen de esta letra, porque es intangible y no puede llegar a comprenderse fácilmente. A continuación pasamos a meditar sobre la letra jet, de valor numérico 8. Al centrarnos en ella meditamos sobre el hecho que la unidad de Di-s permea la realidad visible y la imaginable. Primero impregna los 7 niveles del firmamento arriba y luego continúa descendiendo hasta el octavo nivel de la tierra, abajo. Finalmente llegamos a la letra dalet, cuyo valor numérico es 4 y corresponde a las cuatro direcciones, la unidad de Di-s se esparce hacia el este, el oeste, el norte y el sur.Cuando nos conectamos a la unidad de Di-s dejando de lado las imágenes con las que nos habíamos conectado antes, estamos pasando a la etapa de ratzó, como ya vimos. Luego en la meditación del Shulján Aruj experimentamos la etapa de shov, "retorno". "Retornamos" de nuestra meditación inicial acerca de la unidad de Di-s en la alef y descendemos para visualizar cómo Su unidad permea la realidad en los siete firmamentos arriba y la tierra abajo y cada uno en las cuatro direcciones.El jasidut agrega otra dimensión a la meditación en ejad. Toda alma judía es realmente una parte de Di-s. Cuando aprendemos a reconocer su unicidad, tenemos que meditar simultáneamente en que Di-s y la fuente de nuestras almas son uno. El alma se origina en la unidad absoluta con Di-s. Este es el punto de la alef. Cuando se decreta Divinamente que el alma debe entrar al cuerpo, esta desciende a través de los siete firmamentos. Entonces el alma alcanza el octavo nivel, el cuerpo, que es llamado "tierra".Este descenso del alma al cuerpo es el nivel de jet.Toda alma es un emisario de Di-s para diseminar la conciencia Divina hacia las cuatro direcciones de la tierra. Dalet es el nivel en el cual el alma "estalla" hacia todas las direcciones para cumplir su misión Divina. Cuando comprendemos el rol de las cuatro direcciones en nuestra meditación, entonces entendemos la conexión entre las dos meditaciones previas y las siguientes. En hebreo, la palabra "dirección" es ruaj.Literalmente, significa "espíritu" o "viento".Cada dirección es un viento y cada viento es un espíritu.En nuestro ejercicio meditativo, el espíritu que alude a Mashíaj es el nexo intermediario entre las meditaciones previas y las subsiguientes.
Ruaj alude a dos importantes versículos en la Biblia.En la visión de Ezequiel de los huesos secos (Ezequiel 37), el ruaj tiene que ser insuflado en las narices de las personas para traerlas de nuevo a la vida y redimirlas. Para que sean redimidas necesitan el espíritu de Di-s. En la meditación jasídica acerca de la dalet, antes mencionada, este espíritu es dirigido hacia el exterior para diseminar la conciencia Divina hacia los cuatro puntos cardinales de la tierra, pero aquí las cuatro direcciones del espíritu de Di-s son dirigidos hacia adentro, soplado en las narices del pueblo por el Mashíaj.El segundo versículo donde se menciona ruaj es en Isaías (Isaías 11:2), donde está escrito que el Mashíaj recibirá cuatro espíritus: el espíritu de Di-s, el espíritu de la sabiduría y el entendimiento, el espíritu de congregación y el poder y el espíritu de la conciencia y el temor reverencial de Di-s. La dalet grande de la palabra ejad, tal como está escrita en la Torá, alude a estos cuatro espíritus que descienden sobre el Mashíaj. Dado que, como enseña el Baal Shem Tov, todos tenemos la chispa del Mashíaj, rogamos que este versículo se haga realidad en nuestras propias vidas.
Colabora con la web y dona a través de PayPal