Viene Mashíaj - La única web en español sobre la llegada del Mashiaj. El objetivo de la vida, hacer de este mundo una morada para Di-s. La llegada del Mashiaj es uno de los 13 principios de fe del pueblo judío. El Rebe de Lubavitch ha anunciado lo inminente de este fenómeno y está en nuestras manos lograrlo. ¿Como? Estudiando sobre el Mashiaj y la Gueulá. Creada y editada por Centro Leoded - Jabad Argentina
יחי אדוננו מורנו ורבינו מלך המשיח לעולם ועד
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Lej Lejá - Brit Ben HaBetarim. El pacto con Abraham y los exilios del pueblo judío hasta la llegada del Mashiaj

"Cuando el sol comenzó a ponerse, un profundo sueño cayó sobre Abram; y he aquí que un temor, una gran oscuridad, descendió sobre él. Y [Di-s] dijo a Abram: "Has de saber que tus hijos serán forasteros en una tierra que no es suya, en la que serán esclavizados y torturados... y posteriormente saldrán con gran riqueza" (Bereshit 15:12-13)Durante gran parte de nuestra historia hemos sido, de hecho, "forasteros en una tierra que no es nuestra". Hubo un exilio en Egipto que precedió nuestro nacimiento como nación; el exilio de Babilonia que siguió a la destrucción del Primer Templo; el exilio helenista durante la Era del Segundo Templo y nuestro exilio presente, que comenzó con la destrucción del Gran Templo a manos de los romanos en el año 68 de la era común y del cual aún precisamos emerger tras más de diecinueve siglos bajo la hegemonía de poderes ajenos. El exilio, galut en hebreo, es mucho más que la remoción física de la persona de su patria. La persona en exilio es un individuo cercenado del ambiente que nutre su modo de vida, sus principios y valores, su identidad espiritual. En exilio, todo esto está en peligro, pues la carga cae ahora sobre él solo; él debe convocar sus propios recursos de resolución y perseverancia para sobrevivir. ¿Por qué estamos en el galut? El galut es usualmente visto como un castigo por nuestras transgresiones. De hecho, los profetas lo describen repetidamente como tal y en nuestras plegarias lamentamos el hecho de que "a causa de nuestros pecados fuimos exiliados de nuestra tierra". Pero si el galut fuera solo un castigo por los pecados, su intensidad disminuiría gradualmente a medida que los pecados que lo generaron fueron expiados; con todo, nos encontramos con que el galut se torna más oscuro y profundo a medida que avanza. Además, nuestro estado de galut fue vaticinado a Abraham en su pacto con Di-s como parte integral de la misión judía en la historia mucho antes de que los pecados que viene a expiar fueran cometidos. Una pista en cuanto al significado más profundo del galut puede encontrarse en la "gran riqueza" que Di-s prometió a Abraham como resultado de la estadía de sus hijos en la tierra de Egipto. De hecho, esta promesa es un tema tan recurrente en el relato de la Torá del exilio egipcio y el Éxodo, que uno se lleva la impresión de que éste era el propósito mismo de nuestra esclavitud en Egipto. En la primera comunicación de Di-s a Moshe, cuando Él Se le reveló en la zarza ardiente y le encargó la misión de sacar al pueblo judío de Egipto, El Se asegura de incluir la promesa de "Cuando salgan, no lo harán con las manos vacías. Cada mujer ha de pedir de su vecina, y de aquella que mora en su casa, recipientes de oro y recipientes de plata, y vestimentas... y vaciaréis a Egipto [de su riqueza]". Durante la plaga de oscuridad, cuando la tierra de Egipto fue arrojada a una tiniebla tan espesa que los egipcios no podían moverse de sus lugares, el pueblo judío, a quien la plaga no afectó, pudo moverse libremente dentro de los hogares egipcios. Esto, dice el Midrash, fue a fin de que los judíos pudieran hacer un "inventario" de la riqueza de Egipto, de modo que los egipcios no pudieran negar la existencia de ningún objeto valioso que los judíos pidieran cuando abandonaran Egipto. Y apenas antes del Éxodo, Di-s dice nuevamente a Moshé: "Por favor, habla a oídos del pueblo, que cada hombre pida a su semejante [egipcio], y cada mujer a la suya, recipientes de plata y oro". ¡Di-s está virtualmente rogando a los Hijos de Israel que tomen la riqueza de Egipto! El Talmud explica que el pueblo judío no sentía inclinación alguna por demorar su salida de Egipto a fin de reunir su riqueza: ¿A qué es comparable esto? A un hombre encerrado en prisión al que se le dice: "Mañana serás liberado y se te dará mucho dinero". Dice él: "Te lo imploro, libérame hoy, y no pido nada más"... [Del mismo modo Di-s tuvo que implorarles:] "¡Por favor! Pidan a los egipcios recipientes de plata y oro, para que el justo (Abraham) no diga: El cumplió el 'Serán esclavizados y torturados', pero no cumplió el 'y después saldrán con gran riqueza". Pero seguramente también Abraham hubiera estado dispuesto a pasar por alto la promesa de "gran riqueza" si ello habría de acelerar la liberación de sus hijos. Obviamente, el oro y la plata que nos llevamos de Egipto era un componente imprescindible en nuestra liberación. El Talmud ofrece la siguiente explicación para el fenómeno de galut: "El pueblo de Israel fue exiliado entre las naciones sólo para que los conversos puedan sumarse a ellos". En el nivel más básico, ésta es una referencia a los muchos no-judíos que, en el curso de los siglos de nuestra dispersión, han entrado en contacto con el pueblo judío y se han visto inspirados a convertirse al judaísmo. Pero la enseñanza jasídica explica que el Talmud también se refiere a "almas" de una clase diferente que son transformadas y elevadas en el curso de nuestros exilios: las "chispas de santidad" contenidas dentro de la creación física. El gran cabalista Rabí Itzjak Luria enseñó que cada objeto, fuerza y fenómeno existente tiene una "chispa de santidad" dentro de sí, una partícula de Divinidad que constituye su "alma", su esencia y diseño espiritual. Esta "chispa" encarna el deseo Divino de que la cosa exista, y su función dentro del propósito global de Di-s para la Creación. Cuando la persona utiliza algo para servir a su Creador, atraviesa su cáscara mundana, revelando y concretando su esencia Divina. Es con este fin que hemos sido dispersados a lo ancho y largo de la faz de la Tierra: para que podamos entrar en contacto con las chispas de santidad que aguardan redención en cada rincón del globo. Cada alma tiene sus propias "chispas", que le corresponden, esparcidas por el mundo, chispas éstas que realmente forman parte integral de ella: ningún alma es completa hasta tanto no haya redimido esas chispas relacionadas con su ser. Así, la persona avanza por la vida, lanzada de lugar en lugar y de ocupación en ocupación por fuerzas aparentemente aleatorias; pero todo es por Providencia Divina, la que orienta a cada hombre hacia esas posesiones y oportunidades con las que su alma está íntimamente conectada. "Los justos", destaca el Talmud, "valoran sus pertenencias más que sus cuerpos". Pues reconocen el potencial Divino en cada pizca de materia y ven en cada una de sus pertenencias un componente de su propia integridad espiritual. A veces, la persona podría ser proclive a escapar al galut encerrándose en un capullo de espiritualidad, dedicando sus días y noches a la plegaria y al estudio de la Torá. Pero en vez de escapar al galut, sólo está profundizando su enredo en él, pues está abandonando órganos de su propia alma, sus chispas de santidad, en el desierto del materialismo sin refinar. Es sólo enfrentando los desafíos que la Providencia Divina pone en nuestro camino, al utilizar cada pizca de "oro" y "plata" materiales con un fin Divino, que liberamos estas chispas de su galut, logramos la redención personal, y aceleramos la redención universal, cuando "El gran shofar se hará sonar, y los extraviados vendrán de las tierras de la abundancia y los perdidos de las tierras de restricción y se prosternarán a Di-s en la Montaña Santa en Jerusalén".

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