Viene Mashíaj - La única web en español sobre la llegada del Mashiaj. El objetivo de la vida, hacer de este mundo una morada para Di-s. La llegada del Mashiaj es uno de los 13 principios de fe del pueblo judío. El Rebe de Lubavitch ha anunciado lo inminente de este fenómeno y está en nuestras manos lograrlo. ¿Como? Estudiando sobre el Mashiaj y la Gueulá. Creada y editada por Centro Leoded - Jabad Argentina
יחי אדוננו מורנו ורבינו מלך המשיח לעולם ועד
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La profecía de Daniel sobre los cinco exilios de Israel

En el Tanaj, en el libro de Daniel (7:2), dicho profeta explica algunos sueños proféticos y en él vaticina acerca de un tema recurrente en la Torá: el sometimiento de Israel bajo el yugo de las naciones. Debemos comprender que la historia del pueblo no es similar a la de las naciones. Su destino no está vinculado a las situaciones geo-políticas reinantes y eventuales sino, pura y exclusivamente a su relación con el Todopoderoso y el vínculo por el pacto celebrado con Él en Sinaí.  Ya desde el primer pacto que Di-s firmó con Abraham, se insinúa que los descendientes (el pueblo de Israel) caerían subordinados en manos de cuatro naciones en cuatro períodos diferentes de la historia. Estas fueron (de acuerdo a varias fuentes de la Torá):
1. Babel (babilonios o asirios y caldeos), Paras uMadai (persas y medos), Iaván (griegos), y Edom que son los romanos y sus sucesores hasta el día de hoy. Otra explicación de la Torá toma a Egipto como el primer exilio, el 2 son los 70 años de Babel, Paras uMadai, el 3 Iaván y el 4 Edom. E inclusive en el Zohar se habla de un quinto exilio, el de Ishmael, el terror islámico actual.
El rey Nevujadnetzar (Nabucodonosor) no fue “un rey más” entre tantos reyes. Di-s hizo caer el Beit HaMikdash (año 422 antes de la era común) precisamente en sus manos por sus características personales especiales y - así como dice luego respecto a los emperadores Vespasiano y Tito (que destruyeron el 2º Templo), “vehaLevanón beadir ipol (Ieshaiahu 10:33)” - el Beit haMikdash solo caería frente a un enemigo poderoso, aún más en este Templo, construido nada menos que por el Rey Shlomó. Sobre Nevujadnetzar está escrito que fue uno de los muy pocos que dominaron sobre “todo el mundo” (Meguilá 11.). Durante su dominio, “no había sonrisa (dibujada) en boca de la gente” (por el temor que infundía - Shabat 149:). Nevujadnetzar sabía esto y esto lo tornó aun más vanidoso. Si fuera por él, “nadie merecía morar en el mundo junto a él” (Midrash Rabá, Bamidbar 9:29). Una vez que logró doblegar a Judea, ya gobernaba sobre todo el mundo conocido, sin que hubiera nadie que le pudiera hacer frente. Jamás se había pensado que un humano podría dominar y destruir la Casa de Di-s. Se lo compara en el sueño de Daniel con un león dado su enorme poder y el águila que vuela alto, por su gran arrogancia. El rey Nevujadnetzar, había decidido construir un monumento de 30 metros de altura y 3 de ancho, totalmente de oro macizo en honor a sí mismo. Un monumento de estas características, no se coloca sin una adecuada inauguración con hermosos himnos, interminables discursos y mucha pompa, y... que todos los presentes le rindan homenaje arrodillándose. Y así se hizo (en esas circunstancias se produjo el milagro de Janania, Mishael y Azaria). Le sucedió su hijo Evil Merodaj y luego de la muerte de éste gobernó Beltshatzar, que siguió el mal camino de Nevujadnetzar. Daniel - bastante más anciano - sirvió de intérprete también en esta época, cuando ya habían transcurrido casi setenta años desde que había sido desterrado a Babel. En aquel momento, Beltshatzar estaba siendo acosado por Dariavesh (Darío) el Medo, y Koresh (Ciro) el Persa. En el sueño de Daniel las alas de águila eran arrancadas al león, en señal que Babilonia perdería la agilidad que la había caracterizado y se le dieron los pies vulnerables como los de los seres humanos. Puesto que recientemente estos reyes se habían retirado de luchar contra la capital Babel, en lo que parecía ser una señal de retroceso, Beltshatzar interpretó la situación como una victoria y esto le dio aun más motivo de festejo. Finalmente Beltshatzar fue depuesto y ultimado por los persas, que destruyeron totalmente Babilonia.
Luego gobernaron estos nuevos monarcas: Dariavesh el medo por un año y más tarde le siguió Koresh. Este último de inmediato declaró (año 371 antes de la era común): “Todos los reinos de la tierra me ha confiado el Di-s Todopoderoso, y Él me ha encargado construir un Templo en Ierushalaim. Quien lo desee de entre Ustedes, Su pueblo (los judíos), que ascienda a Ierushalaim, y construya la Casa de Di-s en Ierushalaim. Y todos aquellos que se queden en sus lugares, podrán aportar con plata y oro, con bienes y animales, como donación a la Casa de Di-s…” (Ezrá 1:2-4). El rey, además, devolvió los utensilios e instrumentos saqueados por Nevujadnetzar para que fueran utilizados en el Templo a construirse (Ezrá 1:7). Los persas se comparan con los osos, porque comen hambrientos y son corpulentos como estos animales (Kidushin 72.). No poseían el poder ni la presteza y vivacidad que ostentó Nevujadnetzar, ni ejercieron dominio total sobre lo que había sido el imperio de Babel. Los osos al no ser carnívoros (a diferencia de los asirios y caldeos que le precedieron), se le ordenó que debían “comer carne” (destruir Babel y eliminar a sus habitantes), una actitud inusual para estos soberanos de carácter benévolo. Bajo la hegemonía de uno de los reyes persas, Ajashverosh, el malvado Hamán decretó con anuencia real el exterminio total del pueblo de Israel, y el resultante milagro que festejamos en Purim. 
Pasaron los años y un joven macedonio tuvo un crecimiento meteórico: así Alejandro Magno derrotaba a los persas y plasmaba el inicio del enorme imperio griego. Hasta ese entonces, Grecia había consistido en un conjunto de ciudades estado que guerreaban continuamente entre sí. Alejandro llevó a cabo primero la unión de todas y luego, llevó a cabo grandes y muy veloces campañas militares, que condujeron a sus ejércitos de modo perseverante e incesante hasta la India. Al igual que el leopardo - feroz, desvergonzado e imprudente - el reino de Alejandro duró doce años y ninguno de sus cuatro sucesores: Ptolomeo, Seleuco, Antígono y Felipe (las cuatro cabezas) ejerció el mando y la autoridad que solo perteneció a Alejandro.
Alejandro llegó a Israel para conquistarla. En ese momento, al escuchar que Alejandro se acercaba, Shimón HaTzadik se vistió las prendas sacerdotales y junto a los notables de Ierushalaim emprendieron el camino, sosteniendo antorchas encendidas. Toda la noche hasta el alba, los judíos caminaban en una dirección mientras que el ejército griego se acercaba desde el sentido contrario. Al amanecer, Alejandro preguntó a sus generales: “¿Quiénes son estos?” Ellos respondieron: “Estos son los judíos que se rebelaron contra ti (pues no aceptarían la idolatría y cultura helénica)”. Cuando Alejandro llegó a Antípatris (cerca de Rosh HaAin) salió el sol y ambos grupos se encontraron. Por respeto al Cohen Gadol, Alejandro no obligó a los judíos de Israel a que acepten sus idolatrías, si bien estaban desde ese momento sometidos políticamente a este nuevo imperio (año 313 antes de la era común). Con la muerte de Alejandro Magno, sus generales se disputaron las tierras del enorme imperio que habían conquistado y su imperio se dividió conformando varios reinos, pero todos caracterizados por la forma de pensar griega, y los judíos de Israel (también llamada Judea), estaban situados entre los competidores seleúcidas de Siria (al norte) y Ptolomeos con capital en Alejandría (al sur). La rivalidad entre ellos por la supremacía en el mundo antiguo, centró su lucha en quién lograría gobernar sobre Ierushalaim y Judea, durante los próximos 150 años (hasta cerca de 165 antes de la era común). Las ciudades griegas proliferaron a lo largo de todo el imperio heleno. En Judea, la ciudad de Gaza se convirtió en un prototipo para otras más pequeñas que empezaron a aparecer. Estas ciudades incluían estatuas y templos de los dioses griegos, teatros, estadios y, por supuesto, gimnasios. Así se convirtieron en los centros del helenismo en la sociedad judía de Judea y contribuyeron a la tendencia creciente de helenización en el país. La situación llevó a un sector del pueblo a asimilarse a la cultura griega y la consecuencia fue la toma del Beit haMikdash a manos griegas y su contaminación espiritual. Cuando los Jashmonaim inspiraron al pueblo al retorno a las fuentes, sucedió el conocido milagro de Janucá.
Sin embargo, la bestia que provocó terror y profundo miedo en el sueño de Daniel fue la cuarta fiera - con sus extraños dientes y cuernos - que no tiene nombre ni comparación con la fauna conocida por nosotros, y la descripción de ese animal es ambigua, así como los romanos - y quienes les siguen hasta la actualidad y hasta la pronta llegada del Mashiaj - que no poseyeron una característica distintiva y exclusiva sino que constituyeron un conglomerado de naciones que fueron conquistando sucesivamente e incorporando para agrandar su gigante imperio que perduró hegemónicamente durante varios siglos.
Las tres particularidades que se atribuyen a esta fiera en el sueño, son su gran brutalidad, la planificación meticulosa de sus estrategias, y su enorme poder. Si bien los reinos anteriores también habían ejercido estas calificaciones hasta cierto punto, Roma superó todo lo conocido hasta ese momento. Y sí: los romanos terminaron con la independencia lograda por los Jashmonaim (año 63 antes de la era común) y destruyeron el segundo Beit haMikdash en el año 68 de la era común. 
Según el gran líder judío del siglo 10, Rabí Saadiá Gaón, la dualidad de ciertos términos en la descripción de esta bestia, se refiere al posterior desdoblamiento del poder entre el cristianismo y el islam.
Finalmente, muestra el sueño de Daniel, cómo se establece el Trono de Justicia para el “Anciano de los Días” que juzgará en el momento que Él determine las acciones de quienes sometieron a Israel y hará surgir al hombre que gobernará al mundo, no por fuerza bruta, sino por su poder intelectual y con el ejemplo de sus buenas acciones, el Mashiaj, quien guiará a Israel y a los humanos por siempre.


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