Viene Mashíaj - La única web en español sobre la llegada del Mashiaj. El objetivo de la vida, hacer de este mundo una morada para Di-s. La llegada del Mashiaj es uno de los 13 principios de fe del pueblo judío. El Rebe de Lubavitch ha anunciado lo inminente de este fenómeno y está en nuestras manos lograrlo. ¿Como? Estudiando sobre el Mashiaj y la Gueulá. Creada y editada por Centro Leoded - Jabad Argentina
יחי אדוננו מורנו ורבינו מלך המשיח לעולם ועד
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En su recorrida por los distintos líderes del Jasidismo, el Mashíaj pasa por la ciudad de Dinov

Son de público conocimiento las visitas de nuestro justo Mashíaj a grandes líderes del Jasidismo en distintas generaciones.

Cuando el Tzadik, Rabí Tzvi Elimelej, era la máxima autoridad rabínica de la ciudad de Dinov, una vez, en víspera de Shabat, un pobre montado en un caballo llegó a la ciudad. Cuando arribó a la entrada del Beit HaMidrash, descendió del caballo y lo dejó en la calle. Ingresó al Beit HaMidrash del rabino y comenzó a leer Tehilim. Nadie prestó atención a este hombre pobre que se sentó en

un costado y se dedicó a leer los Tehilim. Pero cuando llegó al versículo “En mi, los justos coronarán, cuando retribuyas sobre mí” (Tehilim 142:8), comenzó a levantar su voz y gritar mientras hacía movimientos raros con sus manos. Los niños que estaban en el Beit HaMidrash, al ver esto, consideraron que era un loco y lo empezaron a burlar y despreciar.

Con la entrada de Shabat, el pobre vistió un sombrero de piel en su cabeza.

Luego de la plegaria, el rabino comenzó a preparar su mesa pura y a su alrededor se sentaron grandes cantidades de jasidim. El hombre pobre se sentó en un extremo de la mesa junto a los demás pobres y observó la conducta del Tzadik.

En la mañana de Shabat, se sentó el hombre pobre otra vez a leer Tehilim y cuando llegó al versículo “En mi, los justos coronarán, cuando retribuyas sobre mí” volvió a tener una conducta extraña alzando su voz y haciendo movimientos raros con sus manos. Los adultos consideraron que él era un loco y los jóvenes lo siguieron molestando.

La tercera comida de Shabat, el hijo del Tzadik, Rabí Elazar de Lancut (Polonia) acostumbraba a comerla con un número de allegados. De pronto, el hombre pobre ingresó y pidió sumarse a la comida, pero debido que tras él, ingresaron los niños para seguirlo afligiendo, se perturbó el ambiente sagrado en la mesa de Shabat. Los participantes le pidieron a Rabí Elazar que el pobre abandone el lugar y vaya a la casa del jasid Rabí David Ris que también preparó la tercera comida de Shabat. Sin embargo, el pobre se negó y dijo: “No es mi deseo comer o beber sino escuchar las palabras de la Torá”. Todos los presentes sonrieron pero Rabí Elazar se levantó y lo echó de su casa.

Luego de que culminaron la comida sabática, Rabí Elazar fue a la habitación de su padre, el sagrado Rebe, Rabí Tzvi Elimelej de Dinov y la encontró cerrada, pero desde adentro se escuchaba una conversación. El asistente del Beit HaMidrash le decía que se encuentra allí ahora ese hombre pobre. Luego de que salió, Rabí Elazar ingresó y le narró a su padre lo que ocurrió con ese pobre en la tercera comida de Shabat. El rostro del Tzadik se entristeció y con una voz dolorosa le dijo a su hijo:

“Este pobre no es sino el Mashíaj Ben David que viaja a los justos de la generación y les pide que recen a Di-s, Bendito Sea, para que acelere y apure su revelación y rescate a Israel, por cuanto que él sufre a causa de las transgresiones de Israel y asume sobre sí mismo sufrir en lugar de ellos, pero ya no tiene más fuerza para sobrellevar esto”. “Elazar, hijo mío, acaso no te diste cuenta en el momento que recitaba los versículos de Tehilim, que él es el Mashíaj, cuando llegaba al versículo “En mi, los justos coronarán, cuando retribuyas sobre mí”, ¿Cómo no sentiste que él es la persona a la que los justos coronarán?

Cuando Rabí Elazar escuchó esto cayó a tierra desmayado. Luego de que lo reanimaron y despertaron, corrió velozmente al Beit HaMidrash para intentar encontrar al pobre y pedirle perdón, pero éste ya había empacado sus objetos y había seguido su viaje.

(Devarim arevim, Maarejet Dinov, Ot 10)

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