Hasta aquí, los investigadores pueden relatar y de aquí en adelante, vamos a nuestras fuentes sagradas. De hecho, este "descubrimiento" está bien anclado en el judaísmo, que establece que el mismo lenguaje universal primitivo es de hecho, el lenguaje sagrado, el lenguaje en el que está escrito el Tanaj. Aún antes de ser un idioma humano, las 22 letras con sus distintas combinaciones fueron utilizadas como instrumentos en la Creación Divina: El Habla Divina ("Y dijo Di-s"), no solo crea una conexión entre "seres", como el habla humana, sino que en realidad crea y forma al "ser".
De aquí se entiende que de hecho, todo lo que existe y todo quien existe, no son más que diversas manifestaciones del Habla Divina que continúa fluyendo "sosteniéndolos" en la existencia y manteniéndolos vivos a cada instante. Toda la creación es la Palabra de Hashem, que continúa siendo pronunciada todo el tiempo.
Se explica en el Libro Tania, el libro básico de la Torá del Jasidismo, que si las letras del Habla Divina volvieran a su origen, es decir, si el Poder Divino que crea la existencia se hubiera detenido, toda la Creación habría vuelto a la nada, y todo sería como si nada habría existido.
Esta percepción obliga a continuar entendiendo que si es así, incluso ahora, nuestra existencia no es obvia por sí misma, ni es todo lo que nos parece que somos. El único sentido verdadero de todo lo que existe es sólo la Divinidad que lo constituye y le da vida, y por ende, no hay lógica en una vida que no esté orientada a Su voluntad, Bendita Sea, que los crea a ellos todo el tiempo.
La voluntad Divina nos otorga la capacidad de elección entre el bien y el mal y bajo ciertas condiciones, nos permite incluso convertir el mal en bien. El habla juega un papel importante en esto. Porque el habla humana también tiene el poder de crear realidades. Cuando hablas bien y correctamente, se crea una realidad buena y viceversa.
Lo más relevante es que las expresiones de habla y los estudios sobre el Mashíaj y la Redención inminente, de hecho, acercan a la Redención, en la que todos los seres humanos volverán a hablar sólo buenas palabras y todos en la misma lengua antigua.
Un ejemplo de habla que forma una realidad crítica, es la pronunciación de las palabras "Ieji HaMelej", "Viva el Rey", sobre el Rey Mashíaj. Según el Rebe de Lubavitch, esta proclamación, que es dicha por un anhelo de Redención verdadera y completa, ¡tiene el poder de aumentar vida al Rey Mashíaj! Y por lo tanto, otorgarle el poder para revelarse y redimir.
