
Estos días vivimos sucesos históricos. En el famoso Midrash que el Rebe de Lubavitch cita la época de la guerra del Golfo Pérsico, "En el momento en que el Rey Mashíaj viene, se para sobre el techo del Beit HaMikdash y le anuncia a Israel: Humildes, llegó el tiempo de vuestra Redención", tiene a continuación otra enseñanza muy interesante. A los hijos de Israel, les cuesta ver la Redención, y el Rey Mashíaj les dice "Y si ustedes no creen, vean mi luz que irradia sobre ustedes". Este es nuestro tiempo. Como en todo época
Pero en las últimas semanas se descubrió una dimensión nueva y sorprendente. En aquel mismo día de Simjá Torá se colocó el primer ladrillo con el que Hashem construye el camino para despedazar a la cabeza de serpiente de Teherán. Como si fuera una cebolla, Hashem descascaró capa tras capa, golpe tras golpe, empezó con Hamas en el sur, siguió con Hizbolá en el norte hasta que llegó a la propia cabeza de la serpiente.
Para entender el significado histórico de estos sucesos, hay que diferenciar a Irán de todos los enemigos que tuvo Israel en el pasado. Egipto, Líbano, Siria, Jordania. Países que guerrearon en la guerra de los seis días, la guerra de Iom Kipur, guerras por un conflicto de territorios. Ellos odiaban a Israel pero a su vez tenían "explicaciones" para fundamentarlo.
Irán es totalmente distinto. No tiene fronteras en común con Israel. ¿Entonces por qué nos odian?
La respuesta está en la Torá: Irán es el Amalek de nuestro tiempo, Amalek odia sin razón. Esta es la esencia del mal. La Torá describe al Amalek original: "Recuerda como te encontró en el camino y cortó a todos los débiles que venían rezagados, cuando tu estabas fatigado y exhausto y no temió a Hashem". La Torá enfatiza que no había ningún motivo normal para la guerra con Amalek. Los hijos de Israel no cruzaron su frontera, estaban débiles después de 210 años de esclavitud y aún no habían recibido la Torá, entonces, ¿por qué vino Amalek? La pregunta se intensifica más, cuando examinamos la Torá y vemos que "perdonamos" al faraón, a los babilonios, a los romanos, pero a Amalek debemos borrarlo.
La respuesta resulta de entender este odio. Hamán, el malvado, que viene de la simiente de Amalek, es descripto como "un hombre que sufre y enemigo". Hamán sintió que sufría por el pueblo de Mordejai. No hay lugar para él y para Mordejai en el mundo. Este es un odio fundamentalista, un odio que va más allá de la razón. Sufre nuestra existencia.
Por eso ataca desde miles de kilómetros un pueblo que no tiene alimento para comer, pero sus últimos centavos los utiliza para crear bombas atómicas.
Cuando Israel ataca y daña a Irán y lo disuade, rebaja y lo pone en su lugar, este es el borrado de Amalek de la víspera de la llegada del Mashíaj.
(Beis Moshiach - Rabino Shneor Zalman Ashkenasi)