Viene Mashíaj - La única web en español sobre la llegada del Mashiaj. El objetivo de la vida, hacer de este mundo una morada para Di-s. La llegada del Mashiaj es uno de los 13 principios de fe del pueblo judío. El Rebe de Lubavitch ha anunciado lo inminente de este fenómeno y está en nuestras manos lograrlo. ¿Como? Estudiando sobre el Mashiaj y la Gueulá. Creada y editada por Centro Leoded - Jabad Argentina
יחי אדוננו מורנו ורבינו מלך המשיח לעולם ועד
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Revelando a la Gueulá en la parshá Beshalaj - Ingresar al mundo del pensamiento

Basado en el Rebe de Lubavitch en su Maamar titulado "Vehejerím" del año 5745 (1985) y en el Alter Rebe en su libro Likutei Torá en el mismo Maamar.
¿Cuál es el significado profundo de la partición del río Éufrates en el comienzo de la llegada del Mashíaj? ¿Por qué se parte justamente en siete arroyos? 
La partición del río simboliza la preparación para la nueva revelación de la Torá, la partición del mundo del pensamiento y la posibilidad de estudiar la Torá de una forma visual.
Una aldeano llegó a visitar a su hermano, un acaudalado hombre que vivía en una gran ciudad. Preguntó el hermano rico al aldeano: ¿Qué te parece si hoy a la noche vamos al teatro? Me parece muy bien, contestó su hermano.
Y el hermano rico siguió diciendo: "Está bien, pero te pongo una condición para que vengas al teatro, ¡tienes que cambiarte los calcetines! ¡Apestan del olor!".
"No hay problema, trato hecho le contestó el aldeano".
A la noche, cuando los dos ingresaron al teatro, toda las personas que los rodeaban comenzaron a taparse la nariz, el olor era insoportable.
"Dime, ¿no te dije que te cambies las medias? ¿No hicimos un trato?", le preguntó con vehemencia el hermano rico al hermano aldeano.
"La verdad es que me cambié las medias", contestó el hermano avergonzado.
"Tu me mientes, el olor es insoportable, todos nos observan!"
"Sabía que no me ibas a creer que me cambié las medias, por ello decidí traer el primer par de medias en el bolsillo, para que lo veas con tus propios ojos...".
Esta semana se lee la parshá Beshalaj, que nos relata los sucesos de los hijos de Israel luego de la ansiada salida de Egipto.
La parshá está llena de temas apasionantes como la historia del descenso del Maná y la guerra contra Amalek, y como se comprende, el suceso central de la parshá, la partición del Iam Suf.
Son conocidas las palabras del profeta: "Como en los días de tu salida de Egipto, Les mostraré maravillas" (Mijá 7:15), todo lo que aconteció en la salida de Egipto, está dicho que sucederá también en nuestra Redención actual. Sin embargo hay una diferencia significante. ¿Cuál es está diferencia?
El Rebe Tzemaj Tzedek (en su libro Or HaTorá) explica que las maravillas que sucederán en los días de la Redención serán fantásticamente mayores en proporción a los grandes milagros que ocurrieron en la salida de Egipto. Esto significa que estas maravillas que el profeta asegura no son solo fantásticas de acuerdo al nivel de vida que conocemos ahora en este mundo físico y en su naturaleza, sino son maravillas también de acuerdo al nivel de vida milagroso de los hijos de Israel en el desierto. 
Un ejemplo de esto, podemos tomarlo de la parshá de la semana. En la salida de Egipto, experimentamos la partición del Iam Suf y su división en doce sectores, la división del mar por medio de los hijos de Israel y las revelaciones Divinas maravillosas que ellos vieron en aquel momento (una sierva vio sobre el mar, lo que no llegaron a ver los profetas). Esto mismo con exactitud sucederá en la Redención futura! Lo mismo pero en una altura y en una categoría muchísimo más elevada, como veremos a continuación.
En las palabras del profeta Ieshaiahu encontramos una descripción sobre la partición de un río que acontecerá en el momento de la Redención: "Y destruirá Di-s al golfo del mar de Egipto y sacudirá su mano sobre el río con la potencia de su viento, y lo partirá en siete arroyos y los encaminará con zapatos" (Ieshaiahu 11:15). De acuerdo a los sabios, la intención del versículo es enseñarlos que con la llegada de la Redención Di-s secará al río Nilo (golfo del mar de Egipto) y partirá al río Éufrates en siete arroyos con la condición de posibilitar a los hijos de Israel que vuelven a su territorio un paso seguro y fácil hacia la tierra prometida. Estos mismos exiliados que retornan de las tierras orientales (Ashur, Babel, etc) no tropezarán con las dificultades de cruzar ríos que atraviesan sus caminos, pues el Santo Bendito Sea Él, resolverá la cuestión...
Sin embargo, tal como en la salida de Egipto y en la partición del mar, es lógico decir que hay aquí un significado profundo e interior mucho mayor de lo que se percibe a primera vista. Pues, si toda la cuestión es con la condición de posibilitarles cruzar, ¿acaso, no sería más fácil construir un puente? ¿Acaso, no es más simple establecer un transbordo marítimo? ¿Para qué es necesario alterar el orden de la Creación, secar ríos y convertirlos en arroyos?
En la Torá del Jasidismo encontramos una explicación fabulosa, que otorga estabilidad a la comprensión. Así como la partición del Iam Suf fue, fundamentalmente, con la razón de preparar al pueblo de Israel y a todo el mundo a la revelación Divina extraordinaria de la entrega de la Torá (pues para "hacer las cuentas" con los egipcios, Di-s pudo haber hecho miles de otras cosas...), de la misma forma, también será así en la partición del río en la Redención que estamos por vivir, la razón principal es para preparar al pueblo y al mundo a la revelación Divina infinita de la era Mesiánica.
Cada revelación de Divinidad tiene una barrera espiritual que intenta ocultarla y cubrirla. Esta barrera es denominada "Mitzraim" (Egipto) que significa cercos o límites y está simbolizada por el "mar" o el "río" que oculta y cubre a todas las criaturas de la existencia la vida que hay en ellos. En la salida de Egipto, Di-s retiró este ocultamiento por medio de la "partición del mar" y con esto posibilitó que la Torá (su parte básica y revelada) pudiera entregarse y revelarse en el monte de Sinaí. En cambio en la Redención actual, Di-s comenzará a quitar el ocultamiento más duro y aún más, "partirá el río". El quitado de este ocultamiento mencionado producirá la llegada de la revelación del interior de la Torá a través de nuestro justo Mashíaj, "una nueva dimensión de la Torá emergerá de Ti".
El río simboliza al mundo del pensamiento. "El pensamiento fluye permanentemente", corre y navega en nuestra mente como las aguas de un río que fluyen sin interrupción. La partición del río quitará los ocultamientos y cubrimientos por sobre el mundo del pensamiento y nos introducirá en el interior del Santo Bendito Sea Él. En lugar de estudiar por medio de las letras, palabras y oraciones, por medio de la lectura, audición o entendimiento, estudiaremos la Torá (la revelación Divina que surge de ella) por medio del pensamiento, o sea, a través de la visión.
Las cosas se diseñarán en nuestro cerebro de la forma más visual, en un formato claro y perceptible, que no da lugar a dos caras. Un estudio de tal magnitud requiere una preparación acorde, ésta es la partición del río, la partición y revelación del pensamiento de Di-s que nos posibilitará, si se puede decir, a ingresar dentro "de la cabeza" del Santo Bendito Sea Él y experimentar la Torá y la revelación Divina desde adentro! No como un outsider que enfoca todo desde el exterior, sino como una parte integral y real de la cosa en sí misma, como una parte inseparable de la Torá sagrada, una parte de la mente y el pensamiento Divino con la Redención definitiva y completa.
Este también es el motivo por el cual, la partición del río será en siete brazos y no en doce como en la salida de Egipto. En la salida de Egipto, la revelación de la entrega de la Torá fue en un nivel de "habla" por ello la preparación se expresó en la partición del Iam Suf en doce sectores (por las doce tribus de Israel) que aluden a un revelación del mundo del habla del marco celestial de la existencia. Frente a esto, en la era del Mashíaj, con la revelación del mundo del pensamiento, se revelará la carroza superior que alude a los patriarcas y a las matriarcas que son siete, cuyo servicio Divino fue en un nivel de visión, auto-anulación y conexión total con la Divinidad.
Con respecto a nosotros, llegó el tiempo de cambiarnos las medias (o la cabeza) por medio del esfuerzo en el estudio de la Torá por medio de internalizar las cuestiones que estudiamos, con la finalidad de fusionarnos con la información aprendida. No solo estudiar y entender, sino vivir, ver y experimentar las cosas, con esto, podremos acelerar y traer esta revelación fabulosa del "mundo del pensamiento" Divino.
Culminamos con un relato sobre un estudio de la Torá de un clase totalmente distinta, un estudio de visión. Esta historia la contó el Rebe Rashab a su hijo el Rebe Raiatz en Motzaei Shabat Shemot del año 5667 (1907) y aparece en libro Sefer HaSijot Torat Shalom, página 84.
El Alter Rebe dijo sobre Rabí Zushe de Anipolí, que él era un verdadero estudioso. Al estar en Merzritch, una vez el Alter Rebe habló con Rabí Leví Itzjak de Berditchev sobre un tema profundo de Maimónides (los dos eran grandes estudiosos de su obra), cuyas palabras se veían aparentemente contrarias a la ley, y cada uno tenía una lógica para justificar a Maimónides y explicar su intención correcta.
Mientras que hablaban, Rabí Zushe vino y los observó que hablaban con pasión y les preguntó sobre que tema estaban dialogando. Ellos se reían cuando les pedía una y otra vez que le digan las palabras de Maimónides y la dificultad que tenían para comprenderlo.
El estilo de Rabí Zushe era, que toda vez que no entendía algún tema comenzaba a llorar diciendo: "Zushe no entiende la idea simple de este y este tema!" y lloraba hasta quedarse dormido, y venía quien había escrito esta ley o el profeta Eliahu y le resolvía la idea y entonces se despertaba.
Así hizo también Rabí Zushe esta vez, se largó a llorar, clamó por que no lo comprendía y se quedó dormido. Al final vino Maimónides en persona y le resolvió el concepto. Fue Rabí Zushe a los dos sabios mencionados y les explicó el concepto de Maimónides que debatían. Ellos se sorprendieron de este hecho fantástico. Por ello dijo el Alter Rebe, que él era un estudioso verdadero, porque cuando se expresa un concepto, quien sabe si es cierta la explicación, pero cuando Maimónides mismo te lo explica, con seguridad que la verdad es así.

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