En el año 361, 293 años después de la destrucción del Segundo Beit Hamikdash, un nuevo emperador romano ascendió al trono. "Juliano el apóstata" según los datos de la historia universal, justamente por lo que veremos a continuación, su ayuda al pueblo judío. Julián sería César por solamente dos años, pero su corto reino se distinguiría por una inusualmente amistosa relación con el pueblo judío. En un momento, Julián convocó a los ancianos judíos y les preguntó por que no cumplían con las leyes de la Torá relativas a las ofrendas. Los ancianos le explicaron que después de la destrucción del Beit Hamikdash, estaba prohibido traer ofrendas, ya que esto depende de tener un Templo erigido con Cohanim que sirvan en él. Julián entonces ordenó que se le entregase a los judíos una partida considerable del tesoro real,de modo que ellos pudiesen comenzar a tomar los pasos necesarios para la reconstrucción. Según historiadores griegos, los judíos comenzaron a reclutar artesanos y obreros. Sin embargo, su primera tarea fue despejar el área del Templo de la basura y los escombros que se habían acumulado a lo largo de los años. También las mujeres se unieron al trabajo, mientras otras aportaban sus joyas. Una vez que el terreno fue despejado, estuvieron listos para colocar la primera piedra, pero sucedió un terremoto muy fuerte. Esto fue el día de Lag BaOmer. Grandes rocas volaron en todas las direcciones y la tierra se abrió en muchas partes. Un número de obreros judíos fueron lesionados, casas se derrumbaron y muchos residentes de la ciudad perdieron la vida en el desastre. Cuando el polvo se asentó, los obreros regresaron a sus trabajos. Algunos asumieron que no estaban obligados a cumplir las órdenes del Emperador, mientras que otros realmente deseaban continuar. En todo caso, se rehusaron a reconocer a la Providencia Divina que obviamente estaba en contra de la reconstrucción del Templo en ese momento. Y entonces, como para indicar mas aún el descontento de Di-s, se presentó un enorme incendio en el lugar de la construcción y muchos mas trabajadores murieron. En ese momento todos acordaron que aún no había llegado el momento de construir el Templo, y el proyecto se canceló. Si bien no hay manera de verificar todos los detalles en el recuento del historiador griego, no se discute que el emperador Julián cayó en combate contra los Persas en el año 363, terminando así sus planes de manera efectiva. Pero, hoy en día nos encontramos en la cúspide de una nueva era en la cual el Templo será reconstruido, y cada uno de nosotros puede hacer su parte al traer mas bondad y amabilidad a nuestras vidas y a las personas de nuestro alrededor.
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