creencia y nada más. No obstante, en la actualidad, advierten que es un tema central del judaísmo y que está por ocurrir. El anuncio de que el Mashiaj está en camino no se puede tomar con ligereza. A diferencia de la expectativa generada por los falsos mesías, que fueron, en el mejor de los casos, invenciones de la imaginación, y en el peor, embaucadores intencionales, en varios períodos históricos se vió una genuina expectativa por el Mashiaj, sentimiento alentado por los Grandes Sabios de esos tiempos. Esta esperanza surgió de los cálculos sobre la fecha de llegada del Mashiaj, basados en nuestras fuentes, o a causa de las terribles persecuciones que se atribuyeron a los "dolores de parto" del Mashiaj. Desgraciadamente, estas grandes expectativas no se materializaron, por mas auspicioso que haya sido el momento. De hecho, una respuesta diferente a las oportunidades de la hora podrían haber provocado la redención. La mira puesta sobre el Mashiaj en el presente no involucra cálculos ni el deseo de interpretar sucesos como señales del Mashiaj. Antes bien, toda nuestra realidad anuncia la víspera de redención. Al estudiar las descripciones del preludio de la redención, no se puede sino advertir un preciso reflejo de nuestra época. Cualquier persona inteligente se da cuenta de que estamos siendo testigos de fenómenos sin precedentes. Lo entendamos o no, estamos hablando, indudablemente, de acontecimientos de una magnitud sin parangón desde que el pueblo judío partió al exilio, acontecimientos que encuadran en la concepción de nuestros sabios de Ikvetá Dimeshijá ("los talones mesiánicos"), la era inmediatamente anterior a la llegada del Mashiaj.
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