Nos preguntamos si alguien mas se da cuenta de la profunda soledad e individualismo que parece extenderse y hasta definir a la sociedad. La soledad, obviamente, no es un fenómeno nuevo. Pero, lo que estamos presenciando hoy es enormemente diferente a esos periódicos sentimientos de aislamiento social y existencial experimentados por nuestros antepasados. Lo que estamos presenciando hoy es el producto de una gruesa piel de insensibilidad que nos impide hasta darnos cuenta de cuan enajenados estamos. El Alter Rebe,Rabí Shneur Zalman de Liadi, define el amor. Explica que el amor se origina en el alma, ya que en esencia, todas las almas son una. Mientras mas trasciendo estas barreras físicas y accedo a mi alma, mas te puedo amar. Y a continuación, el Alter Rebe lo resume todo con su característica dulce franqueza: Aquellos que consideran como primario a su ser material y a su ser espiritual secundario, no pueden tener amor verdadero y hermandad entre ellos. No pueden tenerlo. El Alter Rebe no está siendo poético aquí. Si estoy inmerso en el materialismo, no puedo amar. Un pensamiento asombroso. A lo largo del dolor y las luchas de nuestra historia como un pueblo y en nuestras vidas individuales, desarrollamos una insensibilidad, una piel gruesa que supuestamente nos protege mientras intentamos ganarnos la vida y vivir en un mundo que frecuentemente es frío y rudo. De modo que en lugar de trabajar para afirmar a nuestros espíritus en los conflictos, para afirmar nuestra humanidad, desarrollamos esta gruesa piel que no deja pasar el dolor pero, consecuentemente, no deja salir al alma. Y el resultado es, no puedo amar. En la era Mesiánica experimentaremos un mundo pleno de amor y calor, porque será un mundo impregnado de alma. Podemos tener una muestra ahora, de acuerdo con el Alter Rebe, concentrándonos menos en lo físico, que nos separa y mas en lo espiritual, que nos une.
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