Viene Mashíaj - La única web en español sobre la llegada del Mashiaj. El objetivo de la vida, hacer de este mundo una morada para Di-s. La llegada del Mashiaj es uno de los 13 principios de fe del pueblo judío. El Rebe de Lubavitch ha anunciado lo inminente de este fenómeno y está en nuestras manos lograrlo. ¿Como? Estudiando sobre el Mashiaj y la Gueulá. Creada y editada por Centro Leoded - Jabad Argentina
יחי אדוננו מורנו ורבינו מלך המשיח לעולם ועד
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Revelando a la Gueulá en la parshá Shoftim - Escapar a una ciudad de refugio

Basado en el Rebe de Lubavitch en su obra Likutei Sijot Tomo 24, Shoftim 2. Nos encontramos en el medio del mes de Elul, el mes del balance espiritual. Un mes de compasión y perdón. La parshá de la semana, Shoftim, siempre se lee en este mes, una cosa que indica que hay una relación intrínseca entre ambos. Esta relación se refleja en toda la parshá desde el principio y hasta el final. La parshá abre con el mandato de nombramiento de jueces y policías y continúa con las leyes del rey y sus guerras. Luego trata las leyes de una ciudad
incitada y desviada hacia prácticas de idolatría, sigue con la orden de establecer ciudades de refugio y culmina con la mitzvá de "Eglá Arufá", la ternera decapitada que venía a expiar la aparición de un cadáver de origen desconocido.
Son conocidas las palabras del "Shelá", Rabí Ieshaiahu Horowitz, sobre que la orden de la Torá de nombrar jueces y policías se refiere también a la propia persona. Cada uno de nosotros debe establecer "jueces y policías en todos los portones". Los portones de la personas son los siete accesos del cuerpo (y del alma), o sea: Los ojos, los orificios nasales, los oídos y la boca, sobre los que cada judío debe cuidar y verificar que ingresa (y que sale), acorde al espíritu de la Torá y el judaísmo. Sin embargo, esto constituye, una exigencia permanente en el transcurso de todo el año, pero recibe una doble importancia en estos días, los días del mes de Elul.
Más aún, el mes de Elul constituye también un refugio espiritual para todo el año, donde puede escapar todo "el asesino involuntario (accidental)". La Torá del Jasidismo explica que todo pecado y transgresión es a semejanza de un derramamiento de sangre, pues éstos provocan un derramamiento de sangre y vitalidad sagrada adentro y en las profundidades de las fuerzas del mal, las "kelipot" (cáscaras que ocultan la realidad Divina). La orden del versículo dirigida a cada uno de nosotros de fugarnos a una ciudad de refugio, significa "escapar" al interior del mes de Elul, adentro del balance espiritual y el retorno a Di-s (Teshuvá), con la condición de rectificar y enderezar nuestro camino. Pues, no es el tema que el judío quiere, en verdad, transgredir, sino que todo es "accidental", una equivocación denominada: "Ietzer Hará", el mal instinto.
La mitzvá de construir ciudades de refugio está conectada, (además del mes de Elul) en una fuerte relación con la Redención verdadera y completa. En nuestra parshá la Torá ordena: "Si amplía Di-s, tu Di-s a tus fronteras como Le juró a tus padres...y agregarás para ti, otras tres ciudades sobre estas tres existentes" (Devarim 19:8-9). Esto significa, que luego de la conquista de las tierras de Edom, Amon y Moab (conocidas como las tierras del Keni, Kenizi y Kadmoni) a través del rey Mashíaj, se necesitarán destinar tres ciudades de refugio nuevas en aquellas tierras. Esto es algo que estimula el pensamiento y la sorpresa, pues, ¿para qué será necesario asignar, en el futuro inmediato, ciudades de refugio e incluso agregar otras tres más? Suena como innecesario totalmente, pues en la era del Mashíaj está dicho: "No levantará a una nación a otra la espada" y si las naciones no se enfrentarán ni destruirán entre sí, entonces, con mucha más razón, que un judío no dañará a otro judío, por lo tanto, ¿para qué necesitaremos aquellas ciudades?
Frente a este enigma, se esforzaron ya los más grandes sabios de Israel, y cada uno tiene su respuesta. Hay quienes explican (Rabí Iosef Babad en Minjat Jinuj y Rabí Moshe Iehuda Leib Zilberberg en Zait Raanán) que esta mitzvá está en un categoría de decreto supra-racional, una mitzvá sin causa entendible. Otros sostienen (Shelá), que esto se está refiriendo a la primera época de la era del Mashíaj, sobre la cual está dicho y definido: "Entre este mundo y la era del Mashíaj no hay diferencia sino en el sometimiento a las naciones solamente" y "el mundo sigue funcionando tal cual es", en un mundo simple y normal hay (lamentablemente) necesidad y obligación de designar ciudades de este tipo.
El Rebe de Lubavitch, como es habitual, tiene una idea especial en cada tema. Las ciudades de refugio futuras serán para aquellos judíos que mataron, Di-s libre, de forma accidental durante el tiempo actual. En la era del Mashíaj, ellos deberán huir a la ciudad de refugio. Sin embargo, la idea aún requiere explicación. La necesidad de ciudades de refugio está condicionada en la Torá con la finalidad de salvar la vida del asesino involuntario de manos del vengador cruel: "Quizás persiga el "redentor de la sangre" al asesino ya que por el calor de su corazón lo alcance, pues el camino es largo, y lo hiera mortalmente allá" (Devarim 19:6). En cambio, "en aquel tiempo no habrá hambre, ni guerra, ni envidia ni enfrentamiento...sino conocer a Di-s solamente" (Rambam al final del Mishné Torá). ¿Es factible qué en este tiempo maravilloso, donde gobiernan las fuerzas del intelecto, el espíritu y el pensamiento, haya necesidad de preocuparse de algún pariente de la familia exaltado o impulsivo que quiere hacer justicia con sus propias manos y matar a quien no está condenado a muerte?
De aquí, el Rebe de Lubavitch demuestra que la "exaltación" o impulsividad ("ya que por el calor de su corazón") del "redentor de la sangre" no es un sentimiento de venganza natural y cruel, sino una orden y obligación de la Torá. La Torá fija que todo acto de asesinato debe expiarse: "y no se puede hacer expiación por la tierra, por la sangre derramada en ella, sino mediante la sangre del que la derramó" (Bamidbar 35:33) y esto sucede cuando el asesinato fue intencional y hay testigos y advertencia. Entonces el tribunal dictamina la muerte del asesino. Y en otros casos, esta es un obligación del "redentor de la sangre".
Por lo tanto, para salvar al "asesino accidental" se deben construir, preparar y asignar otras tres ciudades de refugio en la era del Mashíaj.
La enseñanza para nosotros es escapar a la ciudad segura de "las palabras de la Torá refugian". Dedicarse con esmero y vitalidad al estudio de la Torá en general y a los temas de Redención y Mashíaj en particular, a través de una Teshuvá (retorno a Di-s) sincera y un balance del alma honesto. Esto acompañado del sentimiento de tranquilidad de un jasid frente a Rosh HaShaná debido a que el juez que lo evaluará, es El Santo Bendito Sea, su papá.
Culminamos con una linda historia sobre como el estudio de la Torá salva la vida, la vida de quien estudia y de su familia.
Un muchacho de Jerusalem tuvo complicaciones económicas trabajando en "el mercado negro" y la situación se tensó tanto hasta que llegó a detestar su propia vida. En su corazón tomó una desgraciada decisión...en el próximo viaje saltaría con su auto al precipicio en uno de los tantos barrancos que hay en la ruta de subida a Jerusalem.
Aquella mañana oscura, su esposa le dio un pequeño paquete y le pidió que se lo entregue a su hijo que estudia en una de las ieshivot más famosas de Jerusalem. Cuando salió al camino decidió llevarle el paquete al hijo y que el triste plan lo concretaría al regresar de Jerusalem.
Al llegar a la ieshivá donde estudiaba su hijo, se encontró en la puerta con uno de los rabinos, que se interesó preguntarle a quien buscaba. Cuando le dijo el nombre, se iluminaron los ojos del rabino y comenzó a narrarle las virtudes de su hijo con suma pasión. El rabino dijo con énfasis que el tiene un mérito tremendo, de tener un hijo tan exitoso en el estudio. Le siguió contando como su hijo aprovecha cada minuto como debe ser, y estudia Torá con constancia y seriamente. Como se entiende, el padre se alegró mucho de escuchar estas palabras. Luego entregó el paquete a su hijo. Cuando entró al coche, se dijo a sí mismo, que si tuvo el mérito de cumplir la mitzvá de "Le enseñarás a tu hijo" y Baruj Hashem tiene un hijo tan exitoso, que estudia la Torá con tanta perseverancia, sobre lo cual está dicho: "Pues las palabras de la Torá son nuestra vida y lo largo de nuestras vidas", entonces, debía sepultar de inmediato su desgraciado plan y comenzar una vida nueva.

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