Viene Mashíaj - La única web en español sobre la llegada del Mashiaj. El objetivo de la vida, hacer de este mundo una morada para Di-s. La llegada del Mashiaj es uno de los 13 principios de fe del pueblo judío. El Rebe de Lubavitch ha anunciado lo inminente de este fenómeno y está en nuestras manos lograrlo. ¿Como? Estudiando sobre el Mashiaj y la Gueulá. Creada y editada por Centro Leoded - Jabad Argentina
יחי אדוננו מורנו ורבינו מלך המשיח לעולם ועד
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Sijot Kodesh - El Rebe de Lubavitch habla sobre las virtudes del pueblo judío - Shabat Parshat Shemot 19 de Tevet 5751 (1991)

1. La lectura de la Torá de esta semana comienza: “Estos son los nombres de los hijos de Israel que vienen a Egipto con Iaakov, cada uno con su familia”. Este versículo plantea varias preguntas: a) ¿Por qué el versículo usa el tiempo presente, “vienen”? El descenso de los judíos había tenido lugar cientos de años antes y, aparentemente, la palabra "vinieron" en tiempo pasado sería más apropiada. De hecho, en la Parshá Vaigash, donde se describe por primera vez el descenso de los judíos a Egipto, el versículo dice: “Y Iaakov y todos sus descendientes entraron en Egipto”. b) ¿Cuál es el significado de la mención de ambos nombres, Iaakov e Israel, en nuestro versículo? c) La Parshá Vaigash menciona "Iaakov y sus hijos entrando en Egipto". En contraste, nuestra sección de la Torá menciona “los hijos de Israel entrando a Egipto con Iaakov”.
Estas preguntas se pueden resolver dentro del contexto de la explicación del Midrash de este versículo. El Midrash afirma:
¿Entraron a Egipto ese día? He aquí, pasaron muchos días desde que entraron en Egipto. Sin embargo, mientras Iosef vivió, los egipcios no los oprimieron. Cuando Iosef murió, los egipcios les impusieron cargas. Por lo tanto, el versículo los describe como “viniendo a Egipto”. Era como si hubieran entrado por primera vez en Egipto ese día.
Dado que “la Torá es eterna”, esta enseñanza mencionada también debe contener una lección relevante para el presente. Sin embargo, es difícil apreciar esta lección. Al contrario, estamos en los últimos días del exilio. “Todos los plazos señalados para la llegada del Mashíaj han pasado, vencido y el asunto depende solo de la Teshuvá”. Además, ya hemos llevado a cabo el servicio de Teshuvá y citando al Rebe anterior, hemos "lustrado los botones" y estamos preparados para dar la bienvenida al Mashíaj. ¿Qué relevancia tiene, pues, para nosotros hoy, el concepto de entrar al exilio?
Debemos explicar: Hay una diferencia entre el Libro de Shemot y el Libro de Bereshit. El Libro de Bereshit se describe como “el Libro de los Justos”, es decir, relata las historias de los patriarcas que fueron justos. En cambio, Shemot inicia las crónicas de sus descendientes, la narración del pueblo judío como entidad comunitaria. Bereshit es un preliminar necesario para tal narración porque las vidas de los patriarcas nos otorgan el potencial para llevar a cabo todas las Mitzvot mencionadas en los libros posteriores.
Este concepto se basa en la transición provocada por la entrega de la Torá. El Midrash relata que antes de la entrega de la Torá, la espiritualidad estaba totalmente separada de nuestra existencia material. Sin embargo, cuando se entregó la Torá, se otorgó el potencial para infundir Santidad en la sustancia material del mundo (revelación desde arriba) y también elevar esa sustancia material, transformándola en un objeto sagrado.
El servicio espiritual de los patriarcas, sin embargo, fue necesario para lograr tal transición. Esto se logró mediante la completa anulación de sí mismos ante la Divinidad, en una medida en que se los describe como la “carroza” de Di-s. Esto implica que aun cuando existían dentro de este mundo material, eran un "carroza", [es decir, un intermediario que traslada una entidad de un lugar a otro] para Di-s, para revelarLo tal como se manifiesta en los reinos espirituales,1 dentro de este mundo material. Esto otorgó el potencial para que sus descendientes, el pueblo judío, atraigan la Divinidad a través de la observancia de la Torá y sus Mitzvot.2
Hay, sin embargo, una ventaja en nuestra observancia de la Torá y sus Mitzvot sobre el servicio espiritual de los patriarcas. El servicio de los patriarcas era de naturaleza preparatoria, otorgando el potencial para atraer la Santidad a este mundo material. El servicio real de atraer la Santidad, el establecimiento de una morada para Di-s en este mundo material, se logra a través de la observancia de la Torá y sus Mitzvot. Esta observancia atrae y revela Divinidad a este mundo de una manera abierta y manifiesta.
El comienzo de la tarea espiritual del pueblo judío al atraer la Divinidad a este mundo se refleja en el versículo: “Estos son los nombres de los hijos de Israel que vienen a Egipto con Iaakov, cada uno con sus familias”.
El pueblo judío descendió a Egipto para atraer la Divinidad a los niveles más bajos de la existencia material. Para enfatizar su potencial para llevar a cabo este servicio, se los describe como “los hijos de Israel”. Israel fue “el elegido de los patriarcas”, y sus cualidades espirituales se transmitieron a sus descendientes.
Debemos explicar: A Iaakov se le dio el nombre de Israel porque "luchó con ángeles y hombres y prevaleció". De manera similar, el nombre Israel (ישראל) contiene las letras de las palabras li rosh (לי ראש) “una cabeza para Mí”, es decir, los judíos son una cabeza para Di-s, por así decirlo. De hecho, los judíos están por encima del nivel de la "cabeza" de Di-s, porque un alma judía es "una parte real de Di-s en lo Alto", es una con la esencia misma de Di-s.
Por lo tanto, el nivel de Israel está por encima de toda conexión con Egipto (מצרים), los límites y restricciones (מיצרים) de la existencia mundana. Con certeza, está por encima del concepto de exilio, en el que la autoridad gobernante causa dificultad (מצירות) a los judíos. Ya que Israel tiene el poder de “combatir con ángeles y hombres y prevalecer” y es “una cabeza para Mí”, por así decirlo, este nivel no puede ser contenido dentro de ningún límite y realmente, no está sujeto al exilio.
¿Quién puede descender a Egipto? “Los descendientes (es decir, la extensión) de Israel”. De manera similar, Iaakov, que se refiere a un nivel más bajo que Israel, el aspecto del alma judía que desciende e impregna el talón (עקב)3 puede entrar en Egipto.
En base a lo anterior, podemos explicar la diferencia entre las expresiones de la Torá en nuestra sección de la Torá y en la Parshá Vaigash. La Parshá Vaigash describe el descenso de los judíos a Egipto, los límites y demarcaciones de la existencia mundana. Sin embargo, no estaban esclavizados ni en exilio, en sí mismos. Por lo tanto, la Torá relata que Iaakov bajó a Egipto. Nuestra sección de la Torá, en contraste, describe “los hijos de Israel... viniendo... con Iaakov”, esto implica un nivel más bajo.
Aunque los hijos de Israel están en un nivel más bajo que el propio Israel y, por lo tanto, pueden descender al exilio, sin embargo, debido a que son los "hijos de Israel", son herederos completos del legado que les dejaron los patriarcas. Por lo tanto, el descenso a Egipto no puede afectarlos de manera negativa. Por el contrario, tienen el potencial de refinar y elevar a Egipto, quitándole todas las chispas de Divinidad invertidas en él, dejándolo como “un silo sin ningún grano”.
En base a lo anterior, podemos entender por qué se describe a los judíos como “viniendo a Egipto”, en tiempo presente. A pesar de los muchos años que habían estado en Egipto, cualquier día de todos aquellos días, se podría considerar como si hubieran entrado en Egipto ese mismo día. Dado que los judíos heredan todas las cualidades de los patriarcas, incluidas las de Iaakov, es decir, el potencial de "combatir con ángeles y hombres y prevalecer", están, en esencia, por encima del exilio. Así, su existencia dentro del exilio es un nuevo fenómeno, un acontecimiento en tiempo presente.
Este potencial infinito legado por los patriarcas a sus descendientes les da la oportunidad de lograr el propósito del exilio, atraer la Divinidad al mundo y establecer una morada para Di-s. Cuando un judío es consciente del potencial infinito que posee y por lo tanto siente que su existencia en el exilio es un nuevo fenómeno, se da cuenta del propósito del exilio y esto le permite cumplir este propósito. Así, cada momento que los judíos están en el exilio no es una continuación de los años anteriores de exilio, sino un momento nuevo, en el que la tarea espiritual debe cumplirse con nueva energía, con la esperanza de la Redención en un futuro próximo.
Esto se refleja en el servicio espiritual individual de cada persona cada día, porque “en todas y cada una de las generaciones (y como agrega el Alter Rebe, en todos y cada uno de los días), una persona está obligada a verse a sí misma como si estuviera saliendo de Egipto (ese mismo día)". Esto se refleja en la tarea de redimir el alma Divina del encarcelamiento del cuerpo, para ser incluida en unión con la luz del Ein Sof (la infinita Divinidad) a través del servicio espiritual de la Torá y las mitzvot y en particular a través de la aceptación del yugo del reinado de Di-s en la Mitzvá de la lectura del Shema. Esto es comparable al éxodo de Egipto. Por esta razón, se ordenó mencionar la salida de Egipto en el recitado del Shemá.
El potencial de experimentar una salida de Egipto todos los días también incluye la conciencia de que a cada instante, la entrada al exilio es un acontecimiento nuevo y presente. Si bien ayer, un judío salió de Egipto, es decir, fue más allá de sus limitaciones personales, el hecho de que hoy él también se encuentre dentro de nuevas limitaciones, aunque estas limitaciones podrían considerarse trascendentes en comparación con su situación del día anterior, de todas formas, esto constituye una nueva entrada al exilio.
Cada mañana, cuando una persona se despierta, es "una nueva creación" y Di-s le ha devuelto su alma, "una parte real de Di-s". Así, su naturaleza está por encima de toda conexión con las limitaciones del cuerpo. Es como si “hoy entrara en Egipto”. Y la conciencia de este concepto lo inspirará a llevar a cabo su tarea espiritual de refinar el cuerpo con un poder nuevo y aumentado. Puesto que, en esencia, está por encima del exilio, incluso cuando se encuentra dentro del exilio, el exilio no lo limita. Aunque ha pasado años en Egipto, es decir, en el sentido personal, años confinado por el cuerpo y el alma animal, dado que su alma es “una parte real de Di-s”, está completamente por encima del exilio.4
El concepto de que, en todo momento, los judíos están entrando al exilio nuevamente porque esencialmente están por encima del exilio, también se refleja en los eventos descritos posteriormente en nuestra sección de la Torá. Cuando Di-s le dijo a Moshe que reuniera a los ancianos del pueblo judío, Moshe protestó porque no le creerían. Nuestros sabios explicaron que Moshé habló indebidamente en ese momento. El Santo, Bendito Sea Él, le dijo: “Escucharán tu voz”, y él protestó: “No me creerán”. [Di-s le dijo a Moshé:] “Son creyentes y descendientes de creyentes”.
El Maharsha explica que el error de Moshe provino de su subestimación del impacto de la señal que Di-s le había dado para transmitir al pueblo judío. Dado que tanto Iaakov como Iosef le habían dicho al pueblo judío que la repetición de la palabra Pakod ("Di-s los recordará") sería una señal de Redención, tan pronto como Moshe les diera esta señal, ellos le responderían.
Es fácil entender la fuente del error de Moshe. Moshe sabía que los judíos habían estado en el exilio durante muchos años y sintió que incluso cuando oyeran la señal que se les había prometido, no responderían rápidamente. Sería difícil para ellos sentir que había llegado el momento de su Redención. Di-s le dijo a Moshe que no estaba apreciando la naturaleza de los judíos; son “creyentes y descendientes de creyentes”. Esta es su naturaleza esencial y, por lo tanto, nunca considerarán el exilio como la norma. Al contrario, es como si “hoy entraran en Egipto”. Por lo tanto, tan pronto como Moshe comunicara la señal, creerían que su Redención era inminente.
Este concepto también se refleja en la conclusión de la lectura de la Torá que relata que, después de que Moshe entregó el mensaje de Di-s al faraón, el faraón respondió aumentando la severidad de su opresión. Cuando esto sucedió, Moshe protestó ante Di-s: "Oh, Eterno, ¿por qué le has hecho mal a Tu pueblo... Desde ese momento en que vine a hablarle al faraón en Tu nombre... No has salvado a Tu pueblo".
Di-s respondió diciéndole a Moshé: "Ahora verás lo que le haré al faraón...", prometiéndole a Moshe que la Redención vendría de inmediato. Desde el extremo opuesto, en los momentos más severos de la esclavitud, Di-s redimió a los judíos. ¿Por qué sucedió esto? Porque los judíos son los hijos de Abraham, Itzjak y Iaakov. Dado que son descendientes de los patriarcas, están totalmente por encima del exilio y, por lo tanto, Di-s los redimirá de inmediato.
La naturaleza peculiar de los judíos se enfatiza aún más en la conclusión de la Haftará: “Iaakov no se avergonzará más… pues verá a sus hijos, obra de Mis manos, en su medio, ellos santificarán Mi nombre”. Aunque los judíos están en el exilio, Iaakov no tiene por qué avergonzarse de sus descendientes. Di-s testifica que cada uno de ellos es “obra de Mis manos” y que “santifican Mi nombre”.
2. Los conceptos anteriores nos brindan una lección relevante para nuestra situación actual. Aunque los judíos han estado en el exilio durante 2000 años, un judío está, en esencia, por encima del exilio. Por el contrario, cada momento en que un judío se encuentra en el exilio es un fenómeno totalmente nuevo, contrario a su naturaleza. En todo momento, está lleno de confianza y fe, en que la promesa de Di-s de la Redención Futura se cumplirá en un futuro cercano. Esto es particularmente cierto ya que el Rebe anterior nos dijo que nos preparáramos para dar la bienvenida al Mashíaj y ahora, cuarenta años después de su fallecimiento, se nos ha otorgado “un corazón para entender, ojos para ver y oídos escuchar”, para apreciar sus enseñanzas. Además, este es un año en el que “Les mostraré maravillas”.
Por lo tanto, ahora es un momento en el que debemos animar y alentar al pueblo judío diciéndoles lo cerca que estamos de la llegada del Mashíaj, cómo “él está de pie detrás de nuestro muro, asomándose desde las ventanas”. Debemos prepararnos para recibir al Mashiaj incrementando nuestra observancia de la Torá y sus Mitzvot y luego, como dice Maimónides:5 “Con una sola Mitzvá, la persona puede inclinar su balanza personal y la del mundo entero hacia el lado del mérito y traer liberación y salvación”. Con certeza, un enfoque contrario está fuera de discusión, no se debe quebrantar el espíritu de los judíos amenazándolos con la retribución Divina, Di-s no lo quiera.
Debemos aprender del ejemplo de Moshe. Cuando Moshe describió a los judíos como carentes de virtudes,6 Di-s le preguntó: "¿Qué es eso que tienes en la mano? Y él respondió: Un bastón". Rashi explica que Di-s le estaba insinuando a Moshe: Eres digno de haber sido golpeado por hablar desfavorablemente de Mis hijos". De manera similar, las señales que se le dieron a Moshe, que su bastón se convirtió en una serpiente7 y que su mano se volvió leprosa, se explican como un reflejo del descontento de Di-s con las declaraciones de Moshe sobre los judíos.
¿Por qué la Torá nos relata estos asuntos? Como una lección; para enseñarnos cuán cuidadosos debemos ser para no hablar negativamente de nuestros hermanos judíos.8 Lo anterior ocurrió antes de la entrega de la Torá. Incluso entonces, Di-s sancionó a Moshe por hablar desfavorablemente de los judíos y le dijo que todos ellos son “creyentes y descendientes de creyentes”. Con total seguridad, esto se aplica aún en mayor medida luego de la entrega de la Torá cuando los judíos fueron seleccionados como el pueblo elegido de Di-s, “una nación de Cohanim y un pueblo santo”. Cuánto más se aplica esto ahora, ya que en los miles de años posteriores a la entrega de la Torá, los judíos han santificado el nombre de Di-s mediante la observancia de la Torá y sus Mitzvot, incluyendo el recitado del Shemá.9
Dado que el pueblo judío de hoy es heredero de este gran legado de Santidad, -porque los efectos positivos de las Mitzvot que nuestro pueblo ha realizado son eternos, mientras que, en cambio, los efectos negativos de la conducta indeseable son temporales y son borrados-, es imposible no apreciar el gran mérito que posee el pueblo judío hoy. El cielo no permita que alguien hable desfavorablemente de un semejante judío, uno de los hijos de Di-s.
El hecho de que la conducta de un judío no refleje estas cualidades positivas no resta valor a su existencia. Así, Maimónides dictamina que todo judío, incluso aquel que declara lo contrario, “quiere ser parte del pueblo judío y desea cumplir todas las Mitzvot y apartarse del pecado, y es sólo su inclinación al mal la que lo obliga [a hacer de lo contrario]". En particular, en nuestros días, un judío cuyo cumplimiento de los mandamientos de la Torá es imperfecto debe ser juzgado con indulgencia de acuerdo con el principio de Tinok SheNishba (lit, "niño que fue secuestrado". Es decir, alguien que fue privado de un entorno infantil propicio para la observancia de la Torá). Por el contrario, si a pesar de las presiones de su entorno, cumple alguna Mitzvá, e "incluso el miembro menos digno de nuestro pueblo posee tantas Mitzvot como una granada posee semillas", él y sus obras seguramente serán apreciados en la Corte Celestial. De hecho, Di-s se enorgullece de cada judío, como está escrito: “Tu pueblo es todo justo... Son la rama de Mi plantío, la obra de Mis manos, de la cual me enorgullezco”.
En todo caso, nuestras quejas y demandas deben dirigirse a Di-s, exigiendo como lo hizo Moshe: "Oh Eterno, ¿por qué le has hecho mal a Tu pueblo?... No has salvado a Tu pueblo". De manera similar, encontramos que Guideón le exigió a Di-s: “Si Di-s está con nosotros, ¿por qué nos ha sucedido todo esto? ¿Dónde están todos los milagros que nos han contado nuestros padres? Di-s respondió a su demanda de manera positiva, diciéndole: “Ve con esta, tu fuerza [con la fuerza de tus afirmaciones positivas sobre los judíos] y liberarás a Israel”. Con certeza total, después de todo el sufrimiento que nuestro pueblo ha soportado en el exilio, en particular, después del sufrimiento de la última generación, es apropiado que clamemos a Di-s por la duración del exilio, y nuestras demandas acelerarán la llegada de la Redención.
Hay quienes sostienen que el enfoque de castigar duramente y amenazar con la retribución Divina tiene una fuente, que se origina en el enfoque del Musar (1- Palabras de censura o amonestación; 2- Obras filosóficas judías que se ocupan de la conducta y el carácter personal, y métodos para la superación personal en estas áreas) y en el enfoque de los predicadores de las generaciones anteriores. Además, explican, que encuentran los Libros de los Profetas, llenos de duras reprensiones y amenazas de retribución.
Hay varias respuestas a tales intentos de autojustificación: En primer lugar, durante las últimas generaciones, el enfoque del Jasidismo se ha extendido por todas las comunidades judías. Se ha demostrado que este enfoque que destaca las cualidades positivas fundamentales que posee cada judío es más eficaz para acercar a los judíos a la Divinidad y, en particular, acercar a los Tinokot SheNishbu de la generación actual.
Además, incluso de acuerdo con el enfoque de Musar en sí, existen varias fallas de apreciación. El Musar requiere varios requisitos previos; entre ellos:
Está escrito: “Escucha, hijo mío, el Musar de tu padre”, y “El que ama [a su hijo] le da Musar a temprana edad”. Estas citas implican que el Musar depende de una relación padre-hijo. Porque un padre ama a su hijo con un amor esencial, lo reprende [y lo sanciona de vez en cuando]. Sin embargo, la forma en que lo hace indica claramente que lo ama con un amor que lo abarca todo.
De manera similar, con respecto a la Mitzvá de reprochar a un semejante, los reproches deben estar llenos de Ahavat Israel ("Amor al prójimo"), porque amar a un semejante judío es "una gran regla general en la Torá" y, de hecho, "toda la Torá". 10 Este amor debe ser sentido por la persona que recibe la reprobación. Debe sentir que se le da porque la otra persona lo ama.
Una persona que da Musar a los demás no debe tratar de elevarse por encima de ellos. En cambio, debe tratar de establecer una conexión con las personas a las que está reprendiendo. Debe ser obvio que hace sus declaraciones solo porque siente dolor por el bajo nivel de la otra persona y no como una forma de encumbrarse. Además, debe incluirse a sí mismo en el reproche, encontrando, al menos de una manera fina, faltas similares en su propia conducta y tratar de corregirlas. Cuando sus oyentes vean que él también se está reprendiendo a sí mismo, sus palabras evocarán una respuesta mucho mayor.
Además, se debe tener en cuenta la enseñanza de Baal Shem Tov de que cuando una persona ve una falla en otra, debe darse cuenta de que la otra persona es simplemente un espejo hacia él mismo, para reconocer las fallas en su propia conducta. Por lo tanto, antes de criticar a un semejante, debe corregir sus propias faltas como comentaron nuestros sabios: “Corrígete a ti mismo y luego corrige a los demás”.
Así, cuando una persona reprende a los demás sin mencionar ninguna falta en su propia conducta o en la conducta de las personas que lo rodean, y los amenaza con severas represalias, sin indicar en absoluto que sus transgresiones le causan dolor, y sin hacer nada para tender la mano de manera amorosa y sin animarlos a observar la Torá y sus Mitzvot, no puede decir que está perpetuando la tradición del Musar.
Con respecto a las reprensiones que se encuentran en las obras de los profetas: A) Las palabras de los profetas no fueron sus propias declaraciones personales, sino más bien, “la palabra de Di-s”. Sin embargo, cuando una persona hace sus propias declaraciones, debe hablar con misericordia y bondad. B) Incluso con respecto a los profetas, ellos son reprendidos por hacer declaraciones desfavorables sobre los judíos. Aunque sus declaraciones se hicieron con Ruaj HaKodesh (Inspiración Divina), dado que eran desfavorables para los judíos, Di-s no las deseaba. Cuánto más es impropio que una persona elija11 hacer tales declaraciones por sí misma.12
Lo que se requiere de nosotros en este momento es enfatizar las virtudes de cada judío y difundir el amor y la unidad entre el pueblo judío. Esto anulará la causa del exilio, el odio sin razón. Y cuando la causa sea anulada, la consecuencia también desaparecerá y mereceremos la llegada de la Redención cuando, como dice la Haftará: “Los perdidos en la tierra de Ashur y los dispersos en la tierra de Egipto vendrán y se prosternarán a Di-s en [Su] Monte Santo en Jerusalem”.

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