1. Cuando nos reunimos en un día de ayuno, un momento espiritual propicio que es denominado “un tiempo de voluntad”, es apropiado aumentar la expresión de la verdadera voluntad de todo judío en cuanto a las relaciones con sus semejantes, tal como se refleja en el mandamiento “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, es decir, cada uno debe amar a su prójimo exactamente como se ama a sí mismo. Aunque es costumbre hacer una declaración aceptando esta Mitzvá todos los días, de hecho, al comienzo del día, al comienzo del servicio de la plegaria, sin embargo, en los días de ayuno, “días de voluntad”, hay un mayor énfasis en esta tarea espiritual.
Esto se refleja en la conclusión de la Haftará recitada en un día de ayuno: “Aún reuniré a otros además de los que ya están reunidos”. Después de que los judíos hayan hecho todo lo posible para reunir1 a todos los remanentes del pueblo judío, en un despertar desde abajo, Di-s entonces, en un despertar desde Arriba,2 reunirá a los judíos de la manera más completa posible, Kibutz galuiot, la reunión de los exiliados. Esto será en la Era de la Redención, y más particularmente, en la etapa más plena de la Redención. Esta reunión superará así las reuniones de los judíos en las Eras del Primer y Segundo Gran Templo de Jerusalem.3
El concepto de etapas o fases en la Redención se relaciona con la diferencia de los pasajes de la Torá estudiados en las secciones de la Parshá de la Semana en el día anterior a Purim y en Purim. Hoy, el día anterior a Purim, leemos la solicitud de Moshe de la revelación de los Trece Atributos de la Misericordia, que es paralela a la solicitud de Redención, mientras que en Purim, leemos sobre la revelación real de estos Atributos.
Sobre esta base, podemos apreciar una dimensión especial del presente año, porque hoy la lectura de la Torá relacionada con un día de ayuno fusiona ambos pasajes en una sola lectura. La fusión de la preparación para la Redención y la Redención en sí misma se refleja en la influencia que tiene Purim en el día que lo precede, lo que hace que se omitan las oraciones de Tajanun (súplicas por los pecados) en la plegaria de la tarde.
Lo anterior demuestra cómo habrá varias etapas en la Redención final, una Redención que supera a otras Redenciones. Solo en la Redención completa y definitiva, en el nivel más alto de Redención, mereceremos la reunión de los exiliados. Esta reunión de exiliados está asociada con una expresión absoluta de Ahavat Israel.
En el día anterior a Purim, hay un énfasis especial en dar Tzedaká. Por lo tanto, para acelerar la llegada de la Redención final, cada uno de ustedes será nombrado shelíaj (emisario) para distribuir dinero para Tzedaká. Ya hemos completado nuestra tarea en el exilio, incluso hemos “pulido los botones”, y a través de estas entregas de Tzedaká, aceleraremos la llegada real de la Redención.
Cada actividad de “expandir los manantiales del Jasidismo hacia afuera” no es simplemente una preparación para la llegada del Mashiaj, representa, en cierto nivel, la llegada del Mashiaj misma. Nos vemos obligados a decir esto. Dado que el Mashíaj le prometió al Baal Shem Tov que vendría cuando "los manantiales se expandieran hacia afuera", con total seguridad que luego de la amplia difusión de las enseñanzas del Jasidismo, y particularmente después de que estas enseñanzas hayan sido internalizadas a través de las enseñanzas del Jasidismo de Jabad, esta promesa debe ser sentirse cumplida.
Así, en esencia, cada expansión del Jasidismo representa la llegada del Mashíaj. Sin embargo, no podemos contentarnos con la llegada de Mashíaj en los reinos espirituales, debemos tener la llegar real del Mashíaj. Esto será acelerado por nuestras entregas reales de Tzedaká. De hecho, que el Mashiaj venga4 incluso antes de que podamos dar tzedaká.
Que todos tomen buenas decisiones para llevar a cabo la misión que Di-s le ha encomendado al pueblo judío. Esto se relaciona con Purim, que nuestros sabios asocian con el hecho real de que los judíos aceptaron la Torá que recibieron en el Monte de Sinai. En un nivel básico, cada persona debe darse cuenta de que no importa cuán completo haya sido su servicio hasta ahora, debe hacer un aumento. Esto conducirá a la máxima elevación del pueblo judío. Haman y toda su familia serán destruidos; el recuerdo de Amalek será borrado por completo y las setenta naciones ayudarán a reunir a los exiliados del pueblo judío que procederán al Tercer Beit HaMikdash, “el Santuario de Di-s establecido por Tus manos”.