Hay más de una razón por la que la gente le teme a Facebook. El factor común a todos es el miedo a violar su privacidad. Desde que Facebook incorporó a WhatsApp a la vasta base de datos de conversaciones personales y sensibles que se mantienen en ella, el miedo es aún mayor. La red social recopila con obsesión, información personal sobre sus usuarios: Algunos de los datos ellos los proporcionan voluntariamente, como lugar de residencia, instituciones educativas, lugares de trabajo, seguro médico, creencias religiosas y opiniones políticas, aficiones, preferencias sociales, etc.
Pero también hay otra información que el sistema informático de Facebook puede "comprender" basándose en tus publicaciones favoritas y las que compartes con otros, las fotos que subes, etc. Basándose en la comunicación entre amigos, Facebook puede evaluar con bastante precisión las relaciones entre ellos. De hecho, Facebook domina actualmente las conversaciones en todo el mundo (excepto en China). La realidad es que Facebook posee demasiada información, y quién sabe en qué manos podría acabar toda esta información.
Esta es la primera vez en la historia de la humanidad que se encuentra tal concentración de información personal sensible en una base de datos privada. Sin embargo, la revelación de todos los secretos personales no es una novedad en la creación: Tras 120 años en este mundo, donde, a pesar de todo, la información aún puede permanecer oculta, el alma asciende a un nivel superior de conciencia llamado el "mundo de la verdad". En ese nivel, ya nada puede ocultarse. Todo es visible, todo está "sobre la mesa", y todos lo ven todo. Quienes han regresado a este nivel de conciencia (como quienes han despertado de una muerte clínica, por ejemplo) describen la gran sorpresa, acompañada de una inmensa vergüenza por todo lo que estaba mal. Incluyendo detalles de una conversación privada o incluso un solo pensamiento.
Los sabios describen una situación aún más extraña: La revelación que ocurrirá aquí en este mundo, cuando toda la realidad, -incluso las vigas del techo y los adoquines de la calle-, ¡se convertirá en evidencia y podrá revelar irrefutablemente lo que hicimos, dijimos y pensamos en casa y en la calle!
Ahora bien, aún podemos asegurarnos de que estos sean momentos de alegría y orgullo. Simplemente, arrepentirse de todo lo que no quisiéramos que todos supieran, y de ahora en adelante hacer, decir y pensar, solo lo que sea agradable y sensato a los ojos de Hashem y de las personas.
El momento de la Redención se acerca, y nadie debería sentirse incómodo. No después de todas las oportunidades y recordatorios que hemos recibido. Simplemente: Hay que prepararse adecuadamente para la Redención con Mitzvot y buenas acciones, para que los testimonios sobre nosotros a cada paso sean positivos.