Cuando el 9 de Av ocurre en Shabat, el ayuno de Tisha BeAv, que recuerda la destrucción del Primer y Segundo Templo, es diferido al domingo. Así fue en el año 5751 (1991). En el Farbrenguen de ese Shabat y en las charlas de los días siguientes, el Rebe explicó que, en esencia, un día de ayuno es un buen día, como es evidente, por el hecho de que cuando llegue el Mashíaj se convertirá en una festividad y por lo tanto, cuando el ayuno se posterga, solo difiere los aspectos negativos, mientras que los aspectos positivos de Tisha BeAv, como el nacimiento del Mashíaj, permanecen en plena vigencia. Por lo tanto, concluyó el Rebe, Tisha BeAv es un momento oportuno para la revelación del Mashíaj. Como se habló recientemente, en varias ocasiones, todas las señales indican que “He aquí que éste (el Mashíaj) viene”[1] de inmediato y enseguida, realmente (y el hecho de que el Mashíaj todavía no vino, es totalmente incomprensible).
Este concepto se potencia más, cuando nos hallamos ahora en una casa triple: