Viene Mashíaj - La única web en español sobre la llegada del Mashiaj. El objetivo de la vida, hacer de este mundo una morada para Di-s. La llegada del Mashiaj es uno de los 13 principios de fe del pueblo judío. El Rebe de Lubavitch ha anunciado lo inminente de este fenómeno y está en nuestras manos lograrlo. ¿Como? Estudiando sobre el Mashiaj y la Gueulá. Creada y editada por Centro Leoded - Jabad Argentina
יחי אדוננו מורנו ורבינו מלך המשיח לעולם ועד
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Revelando a la Gueulá en las parshiot Matot/Masei - La rama de la Redención

Basado en el Rebe de Lubavitch en su obra Likutei Sijot, tomo 33, Matot.
La parshá Matot comienza con las leyes de las promesas y con el relato de la guerra de Midian. Luego, la Torá nos enseña el orden de reparto del botín de guerra y las leyes de purificación y casherización de los utensilios. Al final de la parshá, está la descripción del pedido de las tribus (Reuben, Gad) de recibir una parte del territorio del lado oriental del río Jordán y la respuesta de Moshe a ellos.
Conocemos las palabras del Shela HaKadosh (al principio de la parshá Vaieshev), sobre que existe
una relación profunda entre la parshá de la semana y el momento del año en que se lee. La parshá Matot siempre se lee en los días de "Ben HaMetzarim" (entre las estrecheces), aquellos días que hay entre el 17 de Tamuz y Tisha BeAv, en los cuales, el pueblo de Israel se enluta por la destrucción del Beit HaMikdash y el exilio. Por lo tanto, es correcto y apropiado, hallar la relación interior entre la parshá Matot y "las tres semanas", y principalmente, saber cuál es el mensaje y la indicación que podemos estudiar de esta relación, ahora, en la previa inmediata a la Redención verdadera y completa.
La Torá del Jasidismo nos enseña que la esencia de una cosa está oculta en su nombre. El nombre no es solo algo definido por convención solamente, sino es el grifo de vitalidad y existencia del objeto que es llamado por ese nombre específico. Lo mismo sucede con los nombres de las parshiot de la Torá, la esencia de cada parshá se esconde en su nombre. Cuando queremos descubrir el significado interior de la parshá Matot, necesitaremos pensar, reflexionar y sacar conclusiones de su nombre: "Matot", cuyo singular es "Maté".
¿Qué significa realmente "Maté"?
La palabra "Maté" en hebreo incluye varias acepciones. Por un lado, es un sinónimo de "Makél" que significa "rama de un árbol" (o palo). Por otro lado, es un apodo a las "Shebatim" (tribus) de Israel, y cada tribu de forma independiente se denomina "Maté".
En la práctica, existe otra palabra en hebreo que contiene con exactitud el mismo doble significado, la palabra "Shebet", que por un lado se refiere a las tribus de Israel, y por el otro lado, es un sinónimo de "rama de árbol".
En nuestra Torá sagrada todo es increíblemente preciso. ¿Por qué la Torá para denominar a las tribus en nuestra parshá elige el nombre "Matot" y no el nombre más común y difundido que es "Shebatim"? ¿Qué hubiera pasado si a la parshá de la semana la hubieran llamado "Shebatim"?
Esta pregunta la podremos responder solo después de que meditemos la diferencia entre la palabra "Shebet" y la palabra "Maté".
En la Torá del Jasidismo está explicada esta idea maravillosamente. "Shebet", es una rama blanda que tiene aún humedad de la nutrición del árbol, mientras que "Maté" simboliza al rama luego de ser cortada totalmente del árbol y ya se secó la humedad que había absorbido.
El "árbol" que estamos hablando no es sólo un árbol físico, es un árbol espiritual, sagrado y puro, un árbol del cual, son extraídas las almas de Israel, de su fuente Divina, El Santo, Bendito Sea Él. Estos dos nombres expresan dos estados del pueblo de Israel: Cuando la relación entre las almas de Israel y Di-s es revelada y consciente, son llamados "Shebatim", en cambio, cuando está relación está oculta y escondida, los hijos de Israel son llamados "Matot".
Estos dos estados se refieren a dos épocas generales en el pueblo de Israel, el tiempo del Beit HaMikdash y el tiempo del exilio. Cuando el Beit HaMikdash estaba construido, los hijos de Israel estaban en una situación de "Shebet", unidos y ligados a su fuente, ellos veían, percibían y vivían Divinidad en su pleno poder. Frente a esto, en el tiempo del exilio, cuando "tus señales hacia nosotros no vemos", el judío no ve Divinidad, por el contrario, él ve ocultamiento y encubrimiento, dificultades, obstáculos, impedimentos en el cumplimiento de la Torá y las mitzvot, entonces llevan el nombre de "Maté".
Ahora entendemos porque la Torá eligió utilizar el nombre de "Matot", por el motivo que esta parshá se lee siempre en los días de "Ben HaMetzarim", días en los que nos sentimos como un "Maté" (una rama cortada del árbol), desconectados, cortados, doloridos y tristes por la destrucción del Beit HaMikdash y la pérdida.
Pero, justamente por la desconexión y la separación, existe una virtud, grande, importante y maravillosa en el "Maté", una virtud que no tiene nadie más, ni una "rama", ni un "Shebet", ¡la virtud de la dureza, fuerza y firmeza!
Y exactamente en el tiempo del exilio, se revela la firmeza del judío. Por causa de todos los obstáculos y desafíos que se presentan en su camino para poder cumplir Torá y mitzvot, el judío se vigoriza, fortalece y empodera.
Precisamente por medio del descenso y distanciamiento, en apariencia, de la fuente Divina, el alma revela las fuerzas más grandes y fuertes que estaban ocultan en su interior y llega a una categoría superior. Las dificultades de este mundo y las incitaciones del "ietzer hará" (la mala tendencia), despiertan al final de la cuestión, al "Maté" que hay en el alma, la firmeza y determinación de quedarse unido al Santo, Bendito Sea Él, a pesar de todas las dificultades, y entonces el alma llega a un vínculo profundo, incomparable, con el Creador.
Existe otro "Makél" (rama de árbol o palo) en las "tres semanas" de dolor por la destrucción del Beit HaMikdash. Es el "Makél" que estudiamos la semana pasada, en la Haftará de la parshá Pinjas. Leímos sobre una "rama de almendro" que Irmiahu observó en su profecía. En la naturaleza de la Creación, el árbol de almendras produce frutos muy amargos, no comestibles. En la práctica, se requiere un período de maduración de 21 días (¡tres semanas!) para que las almendras se añejen y se conviertan en comestibles y dulces. De esto se concluye, que la característica del almendro es la transformación de lo "amargo" en "dulce", el mal en bien. La rama de almendro que observó Irmiahu, alude y nos enseña que para transformar la amargura de los días de "Ben HaMetzarim" en alegría, debemos comportarnos como un "Maté" o como un "Makél", con firmeza interior y robustez propia en todas las cuestiones del judaísmo y sus mitzvot. No debemos ser blandos y "doblarnos" ante cada viento que sople, debemos pararnos firmes en guardia por la Torá y el alma, y solo así, podremos transformar al mundo y traer la Redención verdadera y completa.
Culminamos con una historia sobre la fortaleza verdadera que se revela como consecuencia de una desconexión temporal.
Cuando el Rebe Raiatz tenía 7 o 9 años, sufría mucho por la ausencia de su padre en la casa debido a los problemas de salud que tenía. En aquel tiempo, era educado por tres maestros. Uno de ellos era, el famoso jasid R´ Hendl Kuguel. Una vez, R´Hendl lo retó duramente por algo que había hecho y el pequeño, futuro Rebe, lo tomó muy a pecho. La reprimenda del maestro lo llevó a ayunar durante tres días, donde se afligió y lloró mucho. R´Hendel se conmocionó por esto y le escribió una carta urgente a su padre, el Rebe Rashab, que estaba en Austria. Éste le contesto lo siguiente: "No puedes imaginarte tu mismo, que placer espiritual me provocaste por la carta que recibí, sobre el llanto del niño. Esta es la educación verdadera, que llega por medio de un amor verdadero y revela la esencia verdadera de cada uno de nosotros".

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