Se necesita un valor extraordinario, una firmeza poco común y un gran coraje para enfrentarse al líder de la mayor potencia del mundo, no pestañear y exigirle que no se interponga en el camino de los hijos de Israel. No será simple su reacción, menos aún cuando también se lanzan amenazas personales contra él y su reino.
Pero esto es exactamente lo que hizo Iehuda, frente al gobernante de Egipto, cuando en ese momento no sabía que éste era su hermano Iosef,